miércoles, marzo 27, 2013

RELATOS SF/F: THE GRAVEDIGGER OF KONSTAN SPRING; GENEVIEVE VALENTINE



The Gravedigger of Konstan Spring    Genevieve Valentine Lightspeed Febrero 2012

La gente de Konstan Spring decide que les vendría bien tener un enterrador, y así llega John. El problema es que el agua de este pueblo es especial, hasta el punto de que nadie muere. Nunca. Todo un problema para un profesional, casi un artista, en el cavado de tumbas. Para que el recién llegado no se sienta inútil los del pueblo idean estrategias para que John se sienta parte de la nueva comunidad. Por supuesto, no funcionarán.

El detalle del agua milagrosa aporta más peso al componente fantástico, aunque algún detalle del relato indicaría la posibilidad de una línea temporal alternativa (se habla de la “Segunda Guerra Inglesa”). En todo caso, Konstan Spring tiene todos los detalles de ambientación de una población del Far West. Una mezcla curiosa, cuando menos.

Genevieve Valentine adopta otro estilo  (y otras ambiciones) en The Gravedigger of Konstan Spring que otros relatos que he podido leer de ella. Lo mejor es ese tono que despliega los hechos con sencillez, pero con cierta mala idea, y un humor peculiar.

There was no denying John was an artist. The priest thanked John for the grave even before he asked God to commend Samuel’s soul.

Esa naturalidad contrasta bien con ese elemento central “fantástico”, que lo vuelve algo tan “normal” como las propias gentes del pueblo lo asumen. En otros momentos, el contraste es mayor, y hasta chocante, incidiendo en ese humor extraño. Cuando por fin hay un enterramiento, la señorita Domar comenta, crítica, al margen del sentimiento general de alegría (porque John pruebe al fin su maestría en su tarea), que el trabajo de John no servirá de nada. Efectivamente.

Two days later, Samuel Ness wriggled his way out of the shallow grave and came home to his farm and his orchard.

“I knew it!, muttered Mrs Domar as soon as she saw him coming.

Lo relevante cae del lado del narrador, pues, y cómo observa desde fuera a los personajes, y los deja sin que podamos penetrar en sus psiques, y sus motivaciones no sean del todo claras. Por ejemplo, John asimila el hecho de esta resucitación más como un desafío (como si no hubiera cavado lo suficientemente bien la tumba) que como algo que debiera extrañarle o preocuparle. Y con la misma distancia concluye que ya habrá otros muertos que enterrar, cuando acudan viajeros. La misma frialdad, de ese tono, que encaja bien con todo ese sentimiento general del pueblo, tan pragmático como para asesinar gente que pase por allí, bien sea por conservar el secreto del agua, bien, después, para que John no se sienta minusvalorado al no tener ocasiones de probar su arte como enterrador.

Por otro lado, la historia y el contexto que cuenta no tiene excesivas complicaciones, de forma que este estilo y el tono tienen más posibilidades de exponer los hechos en ese modo característico, eso sí, sumando algún que otro dato (alguno relevante) nuevo.

A nivel personal (a nivel de aprendizaje, que cualquier relato ayuda) he encontrado interesante cómo una acción y una imagen transmite más sobre el personaje de John (su obsesión con su labor) que si el narrador nos hubiera dado acceso a sus pensamientos.

[John was] sharpening the edge of his shovel on a boulder that sat beside a wide grave, sharp-edged and deep as a well. John looked as quiet as calm as ever […]

*No need for all this, John”, Folkvarder Gray said. “It’ll be weeks yet before the thaw opens the road, and no knowing when the next one will come.” […]

“It´s just for practice,” said John, turned the shovel on its edge, slid a slender finger along it until he began to bleed.” (El subrayado es mío, claro)

Muy al modo de un guión, por cierto. Y una imagen que sirve de anticipación de lo que estará por venir.

El problema de The Gravedigger of Konstan Spring es que una segunda lectura plantea al menos una pregunta en cuanto a lógica y verosimilitud. Si todos conocen el poder del agua, ¿para qué contratar a un enterrador? ¿No hubieran anticipado que éste bien sospecharía, bien encontraría su tarea bastante inútil? ¿Por qué, para qué arriesgarse?

Este relato fue uno de los recomendados por Lois Tilton, en Locus. Además,  fue incluido en The Year’s Best Science Fiction and Fantasy, la antología de Rich Horton.

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