miércoles, julio 08, 2015

“CONFESIONES DE UN BANQUERO” (“MASTER OF THE UNIVERSE”, MARC BAUDER, 2013): LA CRISIS, CONTADA POR UN VILLANO CONTRADICTORIO



“Confesiones de un banquero” (“Master of the Universe”, Marc Bauder, 2013) es un documental que reflexiona sobre la reciente crisis económica y financiera europea a partir de un punto de vista de relativa originalidad. Evitando el objetivo totalizador, más común en televisión, el film opta, con todas sus consecuencias –mejores y peores-, por darle micrófono y tiempo a uno de los villanos de este relato que nos llevan contando varios años. De todo ello brota una película que descarta el suspense -entendido como el mantenimiento del interés- en el guión, que desprecia a ratos el poder de atracción de cada subtema para con el espectador, pero que lo equilibra todo mediante un personaje que pertenecía a ese universo, y que durante todo el documental cae en contradicciones, en plena liza por momentos por explicar (se) qué diablos va mal con un sistema que él mismo reconoce que no funciona.



Rainer Voss es en muchos sentidos el “personaje” perfecto que cualquier director o guionista de documental aspira a tener para su proyecto. Tras una breve “intro”, el film incluye una conversación previa donde Voss advierte a Marc Bauder que cierren todo con los abogados para que sus declaraciones no repercutan en exceso, pero, con cierta mano (la voz del director se deja oír en sus preguntas aquí y allá), luego se explaya incluso en los aspectos que más le incomodan. Se sabe expresar bien, maneja conceptos complejos (y los financieros, sin duda, lo son). Y lo mejor, acude con facilidad a las metáforas. Es cierto que, como comenta Nicolas Bold, en su crítica en el New York Times, estas comparaciones no dejan de acumularse sin que de veras iluminen la razón de una actitud tan destructiva (y autodestructiva) como la de ese funcionamiento de la banca. Pero he ahí lo más destacado del documental: justo porque Voss se compromete con Bauder a una explicación que todo el mundo pueda comprender, él mismo se descubre luchando por encontrar respuestas a cuestiones que, una vez dichas en voz alta, pareciera que no tienen sentido. Reconoce por ejemplo que nadie le ha sabido explicar por qué el tiempo medio en que una acción se posee es de 22 segundos, y asegura que la contabilidad del Deutsche Bank es indescifrable. Quizá la frase que resuma este comportamiento colectivo, de “los mercados” (Voss afirma que “no existen”), de los bancos, de los propios inversores está en otra de esas comparaciones que tanto le placen: son (somos) como los lemmings. De cabeza al precipicio.

Cierto es que “Confesiones de un banquero” rehúye las exigencias del “story-telling” usual que se ha importado de la ficción al documental. Rainer Voss no ofrece una vida o historia apasionante, llena de conflictos y desafíos. La ventaja es que el documental y sus materiales de promoción no engañan al respecto y prometen un producto donde prima la información. Por un lado, esto lo mueve hacia el documental de actualidad con conexiones fronterizas con la televisión, pero, por otro, Bauder tenía y aporta lo que quizá fuera imposible e aceptar en las cadenas (públicas) de televisión: una única visión. Un punto de vista.

Como el tema ha tenido tanta cobertura en los últimos años y casi todos tenemos un mínimo conocimiento de lo sucedido, la elección es relevante. Ya teníamos y tenemos el relato de las “víctimas”, todos los días, de hecho, en los telediarios correspondientes. Y ya tenemos el análisis “amplio” por parte de economistas y demás gurús en programas de cualquier cadena. Bauder parece que nos oferta algo mucho menos común. Nada de explicaciones completas a modo de reportaje o periodismo (televisivo), similar, por ejemplo, a “Inside Job” (Charles Ferguson, 2010). No. “Ahora escuchen la versión de los de arriba”.


Un antiguo trabajador de importancia en el sistema bancario es un “villano”, pero Rainer Voss hace bastante complejo que la etiqueta se ajuste con facilidad. A pesar de que no se pliegue a una exposición más clara como “personaje” o “perfil”, de igual modo se expresan (el director le sonsaca) suficientes datos sobre su “backstory” como para que comprendamos parte de sus motivaciones. Dos momentos son esenciales. Uno, cuando relata cómo, recién llegado, se sintió en desventaja por su educación y cultura, y comenzó a leer libros sobre vinos o puros, para temas de conversación con los que desde ese instante serían sus iguales. El segundo momento pareciera que sitúa a Voss un tanto en aquella generación de varones que necesitaban sentirse “hombres de empresa”, reconocidos y premiados, dispuestos a seguir cualquier orden. “Como mercenarios, o como morir por la Patria”, comenta, “a cada uno le va lo que le va. Y a mi me iba lo de sentirme parte de una institución”. Aunque le costara desencuentros con su familia.


Esta decisión creativa de Bauder de contarlo todo desde Voss tiene su precio, y es probable cierto rechazo en algunos espectadores. No nos engañemos. Voss es y ha sido un engranaje del sistema financiero que se analiza, y mucha parte de su discurso es apologético. Ni las privatizaciones fueron un error, según él, ni los nuevos y cada vez más complejos productos financieros que fueron naciendo en los años 90 eran el problema. El director, tal vez muy hábilmente, nunca pregunta a bocajarro entonces cuál ha sido “el problema”, porque, habida cuenta de lo explicado en “Confesiones de un banquero”, ni él mismo es capaz de comprenderlo. Bauder le deja hablar y hablar, y en esa cuerda, el capitalismo se acaba ahorcando.

Con aún mayor tino, el director sitúa en el montaje hacia el final las reflexiones del personaje en cuanto a su retiro, forzado por el banco, y, en ese momento tenso (Voss pide que dejen el tema), el personaje parece que se deja llevar un tanto y admite; ni los mercados, ni el sistema, ni los bancos, ni los inversores: nadie aprende ni aprenderá, pese a la reciente crisis. Pero también es verdad que, melancólico o no, observando el que fue su lugar de trabajo, Voss sigue recibiendo un estipendio muy considerable por el banco que lo prejubiló. Bauder, al tiempo, lo expone en un rótulo final que no llama a engaño. Este hombre tiene infinidad de matices para ser un simple verdugo, pero desde luego tampoco es una “víctima”.


En el lado de la estética, el director también es consecuente con su apuesta, de modo que todo reverbera en una película que se busca fría en su aproximación a un tema igualmente arduo, bien en la fotografía, bien en la localización elegida: un antiguo banco abandonado. Sin embargo, aquí también se dan las limitaciones. Existe una variedad limitada de planos con los que se puede montar para “cubrir” los “totales” de las entrevistas. Aunque las salas de reuniones, los desmontados espacios donde se vendían y compraban acciones, y hasta las zonas de ordenadores están rodadas con esa elegancia fría que otorga un matiz de “lugar de desastre”, al cabo estos insertos se vuelven reiterativos. El contraste entre el personaje desde dentro de ese lugar derrotado, mirando hacia el exterior donde se siguen construyendo edificios imponentes (“El nuevo edificio del CommerzBanck le añadieron una antena para que fuera más alto que el del “Deutsche Bank”, señala) funciona bien en los primeros minutos. Al cabo de varios regresos a insertos de oficinas vecinas con trabajadores a todas horas, el recurso se destruye.

“Confesiones de un banquero” fue premiado como Mejor Documental en los Premios del Cine Europeo en 2014. Se antoja un tanto excesivo, pero ya se sabe que en el juicio de los documentales aún se da más esa máxima de que pese más el contenido que la forma; el tema por encima de la aproximación concreta. Teniendo en cuenta que “Master of the Universe” se puede interpretar como un “mea culpa” del lado germano, quizá el premio se explique mejor. En cualquier caso, el documental es un ejemplo de coherencia estética y de contenido para con una premisa creativa peliaguda, si bien le hubiera beneficiado un montaje más conciso, asumiendo que, con tan parcos elementos, 90 minutos eran un estándar de duración demasiado ambicioso.

"Master of the Universe" es una producción de Bauderfilm, Nikolaus Geyrhalter Filmproduktion y ARTE. Su agente de ventas internacionales es Autolook Film Sales

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Blogger está graciosillo, así que ten paciencia con lo de los comentarios. En todo caso, gracias.