miércoles, marzo 06, 2013

GUIONECES: ENCUENTRO DE GUIONISTAS #VINOGUIONISTAS (I)

El pasado 28 de febrero tuvo lugar la segunda edición del encuentro #vinoguionistas. Fue una idea originaria de la guionista Alicia Luna (@aliciluna). Se creó el hashtag en Twitter, se corrió la voz, y se puso día, hora y sitio. Cualquiera del mundo del guión estaba invitado a pasarse. Por un lado, desvirtualizábamos a gente que seguíamos por Twitter (algunos, por Facebook, también) y teníamos la ocasión de ponernos al día de qué se cocía en la industria audiovisual española. La reunión tuvo lugar, aquella primera vez, en julio, y se organizó en Madrid. En la librería Ocho y medio donde, esa vez, algunos de los vinos que nos ofrecieron fueron gratis. Esta segunda edición ha sido de nuevo en Madrid, y en el mismo lugar. Inviten o no inviten, el lugar es maravilloso. Una tentación para cualquiera con pasión por el cine. Además, tienen un rincón interior para tomar café, cervezas, vinos…

Ha sido muy interesante, y ha sido distinto. En el primer encuentro, quizá porque tuvimos más tiempo, las conversaciones derivaron hacia las mil y una anécdotas de cuán extraño, absurdo, ridículo, a veces, es el funcionamiento del audiovisual en España. Hubo historias de mucha risa, ya saben, porque los guionistas somos los primeros que aceleramos el paso, para que llegue pronto esa suma de tiempo que convierte el drama en comedia. Reírse, pues, para no llorar con lo contradictorio de algunos informes que vienen desde los departamentos de ficción de ciertas cadenas de televisión. Reírse con cómo ciertas analistas de cierta cadena por lo visto han optado por crearse un mote para ellas mismas, mote, por cierto, que las desprestigia más que las alaba. 

También miramos con envidia cómo Colombia o Brasil elaboran leyes del cine ventajosas para la producción propia. Pero nada, fue un segundo, un momento de melancolía, una pequeña mirada al abismo. Enseguida, ya estábamos riéndonos otra vez.

También hubo oportunidad para el debate. Desde si el modelo de Carmina o revienta servirá de algo, pasando por cuán fácil ven los de fuera del negocio lo que “hay que hacer” para esa reconversión que nos exige, o nuestras impresiones sobre películas y guiones recientes. Y el sempiterno tema de para qué demonios se ruedan ciertas películas si luego no se ha dejado dinero preparado para su promoción y publicidad.

En esta segunda edición de #vinoguionistas, se habló de otros temas. Lo bueno de estos encuentros es que son informales, de modo que en cada edición pueden venir quien pueda o quiera. Como es probable que no repitan los mismos, siempre hay gente diferente, con experiencias e historias distintas. Anécdotas frescas, con nombres y apellidos, que, lamentablemente, no puedo colgar aquí. Pero miren; así se animan, y vienen al próximo encuentro.

Lo claro es que la palabra “parado” no define mucho al guionista, incluso cuando está desempleado. Todos tienen algo en marcha. Todos escriben, y preparan proyectos de una u otra índole.

Salvador Rubio (@RubioSalva) se marchó a Londres, a ofrecer proyectos a las productoras británicas. Las islas, comentaba, no tienen crisis en la industria audiovisual. Por tanto, buscan y rebuscan ideas. Todo el tiempo. Incluso, ahora.

Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) trabaja en un segmento de una película de diversos directores. De ciencia ficción. Como imaginarán, pienso seguir de cerca cómo evoluciona todo ello.

Roberto Alfaro (@RobertoAlfaro_) trabaja sobre una adaptación de cómic. Elena Cobos (@HelenCobos) se está iniciando, precisamente en la escuela de Alicia Luna, donde ahora mismo afronta el desarrollo de una serie (también de ciencia ficción; les juro que es casualidad).

Si hay algún proyecto más de los que asistieron, pido disculpas con anticipación. Ya se sabe: en torno a una mesa, se inician demasiadas conversaciones a la vez, y es imposible seguirlas todas. Si alguno quiere ampliar la información sobre sus proyectos, siempre puede incluirlo en los comentarios al post.

Mi plan inicial era grabar mucho del encuentro de #vinoguionistas. Sin embargo, ni mi cámara es propiamente de vídeo, ni uno puede estarse al quite de qué se dice al tiempo que se porta con qué grabarla. De modo, que sólo tengo dos vídeos, aunque ambos son interesantes. Aquí, les muestro el primero. En él, se habla de esa opción que están tomando algunos guionistas: pasarse al teatro. No, no te va a salvar la cuenta del banco, pero de cierto modo es una manera de que saques del cajón algunas posibles ideas.

Disculpen si el sonido no es el mejor. Como digo, la cámara que llevé no era de vídeo, sino de fotos.

Además, claro, se habló de mucho más.

Por ejemplo, si Tarantino o Von Trier son gente a tomarse en serio, o si, como dijo Ramírez Mascaró, su juego consiste precisamente en que no pares de darle vueltas a si el cine que hacen es lo que parece o justo lo contrario, mientras ellos se hacen ricos y se ríen de tus diatribas. 

Por ejemplo, si Filmin o Wuaki o cualquiera de las plataformas de cine online tendrán que hacer como ha hecho Netflix y entrar a producir, si de veras quieren que las películas se estrenen a la vez en salas y en Internet (porque si Canal + o Antena 3 o Telecinco no obtienen el valor añadido de estrenar en sus cadenas antes que en otros sitios, ¿qué motivo les hará poner dinero en películas?).

Por ejemplo, cómo se puede ser tan cutre como para cambiar un guión no por motivos creativos o siquiera económicos sino porque el director quiera meter en la película a un actor o actriz colega o incluso de su familia.

Pero para que estas historias tomen cuerpo concreto, para informarse de todo lo bueno (poco, pero existe) y lo malo (mucho, y tan, tan ridículo), ya digo: tendrán que venir al próximo encuentro.

En todo caso, en el próximo post ahondaré un poco más en otros temas que se mencionaron. Estos, más positivos, y menos relacionado con la pura carnaza de desventuras y dislates del audiovisual.

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