martes, enero 14, 2014

SEIS ESCENAS; SEIS SERIES DEL 2013 (III) JUSTIFIED (FX)


Justified (FX, 2010-). 04x09. The Hatchet Tour.

Justified posee varios valores que la señalan como bastante menos convencional de lo que quizá algunos quieran ver. 

Primero, la sostiene un protagonista que parece sacado de un western, pero que, al cabo, tiene poco de aquellos viejos vaqueros. De ahí, lo complicado que es darle a Justified un género demasiado específico.

Raylan Givens no es del todo el opuesto al arquetipo de “tipo duro”, pero si la serie de FX ha hecho algo de forma muy inteligente es darle una buena vuelta. Raylan (y casi todos los personajes) hablan demasiado para que esto nos recuerde, bien a los solitarios y casi telegráficos héroes del western clásico, o a los casos de género más reciente, sobre todo, aquellos del canon generado por Clint Eastwood (bien los dirigidos por él, bien los interpretados a las órdenes de Sergio Leone, con bastantes similitudes, por cierto). Si tenemos que perseguir referencias, hay que irse a películas y personajes muy concretos; pongamos, por caso, los diálogos irónicos entre James Stewart y Richard Widmark, en Dos cabalgan juntos  (Two Rode Together, John Ford, 1961).


Y de ahí, la otra maravillosa aportación de Justified: los diálogos. Ya advierto de que es inútil ver esta serie en versión doblada; es uno de esas series que mejor prueban cómo el doblaje es una falsificación. Que sean diálogos inteligentes, divertidos, creativos (su mayor competidora en series tal vez fuera The Good Wife) no quiere decir que sean irrealistas. Al contrario. Ya que este western noir (le cojo prestado al término al blog de Miss Macguffin) se sitúa en las antípodas del minimalismo verbal, todo suena, y nunca mejor dicho, muy real. Lo que no son, desde luego, son costumbristas, como pareciera que tendemos a confundir en España. Y la inteligencia es, de paso, un rasgo que bien califica a Raylan y lo distingue del habitual "kick-ass", de ese cliché casi ya del "tipo duro" que, diablos, pese a todo se empeña en subsistir. Si no vean los extremos patéticos del protagonista masculino de Banshee (Cinemax, 2013-).

Justified se mueve entre delincuentes de poca monta más bien estúpidos y delincuentes de altos vuelos que se embrollan en situaciones bastante surrealistas. Una receta que, con dinero y armas de por medio, acaba, claro, en una violencia que, no por absurda, es menos cruel. Digamos que si el universo del Cormac McCarthy de, pongamos, No es país para viejos es esa especie de pesimismo con visos de aspiración filosófica, Justified (que no por casualidad tiene a otro escritor detrás, Elmore Leonard) se pliega más a ras de suelo, y no niega que lo criminal es, o puede ser, ridículo y hasta cómico.

Y aquí que tenemos la tercera, y quizá más relevante, baza de la serie. El movimiento oscilante y suave de tono, entre el humor y lo dramático. Porque aquí se trata un tema que en verdad es más propio del drama: la herencia. En un distrito como el de Harlan County, otro algo del género western sí que se queda: el peso de un pasado, como deuda de sangre, como conflictos que corren por las venas de familias y generaciones. 

Como se ve, asunto serio. Asunto serio que apenas entrevemos. Que está ahí, respirando bajo todo, pero que los propios personajes apenas asumen mientras bromean, lanzan sus puyas, algún que otro "one-liner". Hasta que las tramas, claro, hacen que se den con ello de bruces.

La cuarta temporada de Justified ofrece una apuesta por la coherencia con ese núcleo temático, y eso ya es mucho después de tantos capítulos. La escena es más bien calmada, donde se disfruta bien ese tono de esos diálogos realistas, cercanos, pero donde, de pronto, se cruzan algunas verdades de peso. Y en ella, el guión da espacio a cuestiones de trama (preguntas que nos hacemos los espectadores, a estas alturas) pero también de personajes, y hasta da ocasión a hablarse del tema de la serie.

En este capítulo 04x09 Raylan traslada a Hunter Mosley. No debía hacerlo él, pero se salta las normas. Quiere respuestas. Mosley es el único que conoce la identidad de Drew Thompson que sirve de McGuffin durante toda la temporada. Raylan también viaja con el sheriff del condado, Shelby. Con él, comenta lo que tiene sorprendido. Y perdido. 

Mosley ha llegado nada menos que a matar al otro hombre que conocía a Thompson: Arlo Givens, el padre de Raylan. Y en estos límites extraños y contradictorios se mueve y mucho Justified. Givens debería estar furioso con Mosley por ese asesinato. Sí, es cierto; Raylan y Arlo no es que se apreciaran demasiado. Pero aun así. Sin embargo, a Raylan le importa tanto localizar a Thompson que le ha ofrecido un trato a Mosley: protegerlo. Mosley no ha cedido. Y Raylan intenta encontrarle sentido: si no ha sido la mafia de Dixie la que ha encargado el asesinato, ¿entonces...?




Mosley interviene e interrumpe esa conversación entre Raylan y Shelby (con una risa que, aquí, en los fotogramas no se aprecia). Raylan está incluso considerando que quien encargó la muerte de Arlo pudo ser Boyd Crowder. Mosley casi se burla: ¿cómo se le ocurre? Los Crowder y él tienen desde hace años una de esas “bloodfeud”.













Exacto. Rayland ya lo sospechaba. Pero ahora, Mosley se lo confirma. No puede ser un encargo de Crowder. Matar a Arlo, proteger a Thompson... No, algo no encaja. Tampoco para el espectador. ¿Qué oculta Mosley? ¿Quién le ha encargado el asesinato de Arlo?

Hasta aquí, trama, sobre todo. 

Pero Mosley hace que la conversación gire hacia otro lado. Hacia ese pasado que Rayland no conoce con todo detalle. Ése lleno de "deudas de sangre" entre familias. Y le aporta (él y Shelby) a Rayland datos que complementan una visión sobre Arlo, sobre su padre recién fallecido. Claro que todo continúa en ese tono de conversación con cierto humor. Por unos momentos. Porque aquella anécdota, sí, comenzó con una disputa entre dos familias porque el perro de una hacía sus necesidades en el porche de la otra. Pero hubo mucho más.





















Esto, recordarle a Raylan lo de su padre (en una visión de él como hombre que defendió "el honor" de su madre), también es un fantástico modo poner en el guión lo que se intuye durante todo el capítulo. Y lo que nos preguntamos los espectadores. ¿Cómo es que Raylan es capaz de olvidar que Mosley ha asesinado a Arlo? ¿Tanto desea encontrar a Thompson? ¿Por qué? Aquí, cuestiones, pues, de personaje. Sobre esa compleja y contradictoria reacción ante la muerte de su padre.

Y el guionista no nos da la respuesta. O no en tantas palabras. Mosley comenta ahora que lo que hizo la madre de Raylan, poner fin a aquel conflicto, buscando un compromiso, es algo que él no podría hacer. 








Fíjese el modo en que Raylan escucha esta parte del diálogo. Porque como espectadores no podemos sino preguntarnos si justo él no está tomando esa misma vía. Porque, y más de una vez otro personaje se lo preguntará, nadie sabe muy bien por qué diablos Raylan se toma tan en serio encontrar a Thompson. 

Como decía, el guionista no nos da la respuesta del todo. Pero sí, en parte. Es lo que sobrevuela toda esta última parte de la temporada: ¿no será que, pese a él mismo, Raylan se obsesiona con cosas que poco tienen que ver con su placa, y sí con un sentido de la justicia peculiar que habla de la influencia de Arlo en su carácter? Una influencia  que, por cierto, es su peor pesadilla. Y que niega una y otra vez.







Y con esto el guión de la escena plantea, aún, un aspecto añadido, complementario: el tema. Toda la temporada pivota sobre ello. Todos los principales (y algunos secundarios, como el propio Shelby) habrán de afrontar esa cuestión: quiénes son de veras. Y si las decisiones que las circunstancias (la trama) les pone en las manos no estarán haciendo que se dirijan precisamente hacia donde se supone que no desean ir.

El propio Raylan se enfrentará a ello. Y hará que este protagonista, irónico, agudo, vaya ganando un matiz dramático (y hasta trágico) porque quizá (habrá que comprobarlo en la quinta temporada) empieza a aceptar, lo quiera o no, que es un Givens. Que es más hijo de su padre de lo que siempre ha considerado. 

Como cuenta bien la propia Miss MacGuffin en su blog, en ese post antes indicado, recomendar Justified al público español parece una guerra perdida. A lo que yo repongo que ustedes sabrán: quizá en unos años tendrán que verla, como una referencia fundamental del género negro en televisión. 

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