Person of Interest. 02x12: Prisoner’s Dilemma.
La escena está colocada de forma muy pensada y consciente. No es la primera en la que Carter interroga (o más bien simula que interroga) a Reese. En las dos anteriores, Carter y él se las han arreglado para que el interrogatorio no lo señale como el sospechoso principal. Porque, y aquí una buena idea de trama, Finch le ha creado una identidad que no está tan lejos de la realidad. Buena idea porque es verosímil. Buena idea de los guionistas porque así luego es posible la tercera escena, la que menciono.
Que se sitúa más hacia el segundo punto de giro del capítulo.
Por una serie de circunstancias y giros en la trama, ahora Carter no puede retrasar más que su interrogatorio sea más intenso para con él. Y aquí, que los diálogos juegan con una cierta variación del subtexto. Harold le ha creado toda una identidad falsa a Reese, y se trata de que Carter y su interrogatorio no la haga saltar por los aires, sino que la refuerce. Pero Carter se mete en el papel, sabiendo que el hombre del FBI supervisa el interrogatorio.
Se mete tanto en el papel hasta el punto de que aprovecha la ocasión para indagar en el pasado de Reese. Ambos saben que, en verdad, lo que él responde es justo lo contrario de lo que de veras ocurrió en el pasado. Porque Reese tiene que mantener su tapadera, esa identidad inventada por Finch. Porque el FBI observa.
Aquí, el espectador sabe que miente. Lo sabe porque la serie ya dedicó un capítulo a esa mujer de la vida de Reese; el amor de su vida. Y sabemos que no se llamaba así. Mientras Harold crea la identidad falsa también de esa tal Allison West para que se la encuentre el hombre del FBI, el guión de la escena da un primer giro: Reese se deja llevar. Y se explaya más de lo esperado.
Y Carter, y nosotros, sabemos que es justo lo opuesto. Carter, porque otro capítulo le hizo descubrir la existencia de esa mujer. Nosotros, porque ya vimos los flash-backs (¿quién dice que no son necesarios y hasta esenciales?) de ese momento que aquí narra: cuando, junto a ella, vio lo de las Torres Gemelas. Y el resto de flash-backs de la serie nos han informado ya de que hizo lo contrario.
No se quedó. No la eligió a ella. Eligió volver a alistarse.
De modo, que cuando habla de plantearse hoy lo de "qué hubiera pasado si", ese "what if?", con el que, por cierto, cualquiera de nosotros podemos identificarnos, habla de esa vida que no tuvo por marcharse, no por quedarse. Que la vida que anhela es aquella que perdió en el momento en que se marchó a servir a su país.
De
la infinidad de series que en los últimos años el ubicuo J.J. Abrams ha
impulsado, Person of Interest es la única que
parece haber sobrevivido un mecenazgo tan peliagudo. Como bien se expresa en
este artículo (en el punto número 10), la serie creada por Jonathan Nolan (el hermano de Christopher)
empezó como serie de capítulos episódicos, donde sólo parecía añadírsele los
usuales (porque Abrams ha creado escuela con esto) flash-backs que nos
complementaran un poco de los backtories de los
personajes principales. Pero “parecía” es la palabra clave.
También “parecía” una serie de género thriller, cuando en verdad estábamos ante la serie de ciencia ficción más lograda de la televisión actual. Le pese cuanto le pese a Scyfy.
También “parecía” una serie de género thriller, cuando en verdad estábamos ante la serie de ciencia ficción más lograda de la televisión actual. Le pese cuanto le pese a Scyfy.
Una
revisión de la serie permite percatarse de que los guionistas han hecho lo que
casi nunca logran o siquiera intentan estas series de estructura episódica:
levantar tramas principales complejas. Para la tercera, los giros a los
diferentes componentes han sido audaces (porque no se han prolongado en exceso,
como es el caso de lo concerniente al oponente que significaba la fuerza
policial corrupta bajo las siglas “HR”), y arriesgados. Han buscado oponentes capaces y peligrosos. Y han hecho que, al cabo, las "misiones" no fueran tan fundamentales, aunque los guionistas tampoco han desistido de buscarles matices y variaciones.
Pero
si he de quedarme con un capítulo, o una escena, es ésta del guión del 02x12 Prisioner’s
Dilemma.
Tras
una misión en el capítulo anterior (y aquí ya hay otra novedad; algunos
capítulos extienden la trama en más de uno) John Reese es capturado junto a
otros sospechosos de ser “el hombre del traje” que el FBI lleva persiguiendo
desde hace tiempo. La detective Joss Carter a estas alturas de la serie ya es colaboradora de la misión de Reese y de Harold Finch. Y forma parte del
cuerpo que el FBI ha organizado para esta persecución.
Por tanto, Carter es un as en la manga para que Reese pueda salir de la situación. Un as, sin embargo, que no lo tiene tan fácil. Primero, porque el mando del FBI que lo supervisa todo no deja de observar la tarea que le encomienda: el interrogatorio de todos esos sospechosos. Y segundo, porque junto a la detención se han reunido varias pruebas que bien podrían delatar a Reese como el hombre que buscan.
Por tanto, Carter es un as en la manga para que Reese pueda salir de la situación. Un as, sin embargo, que no lo tiene tan fácil. Primero, porque el mando del FBI que lo supervisa todo no deja de observar la tarea que le encomienda: el interrogatorio de todos esos sospechosos. Y segundo, porque junto a la detención se han reunido varias pruebas que bien podrían delatar a Reese como el hombre que buscan.
El Agente Connelly, el encargado de la operación del FBI.
La escena está colocada de forma muy pensada y consciente. No es la primera en la que Carter interroga (o más bien simula que interroga) a Reese. En las dos anteriores, Carter y él se las han arreglado para que el interrogatorio no lo señale como el sospechoso principal. Porque, y aquí una buena idea de trama, Finch le ha creado una identidad que no está tan lejos de la realidad. Buena idea porque es verosímil. Buena idea de los guionistas porque así luego es posible la tercera escena, la que menciono.
Que se sitúa más hacia el segundo punto de giro del capítulo.
Por una serie de circunstancias y giros en la trama, ahora Carter no puede retrasar más que su interrogatorio sea más intenso para con él. Y aquí, que los diálogos juegan con una cierta variación del subtexto. Harold le ha creado toda una identidad falsa a Reese, y se trata de que Carter y su interrogatorio no la haga saltar por los aires, sino que la refuerce. Pero Carter se mete en el papel, sabiendo que el hombre del FBI supervisa el interrogatorio.
Se mete tanto en el papel hasta el punto de que aprovecha la ocasión para indagar en el pasado de Reese. Ambos saben que, en verdad, lo que él responde es justo lo contrario de lo que de veras ocurrió en el pasado. Porque Reese tiene que mantener su tapadera, esa identidad inventada por Finch. Porque el FBI observa.
Aquí, el espectador sabe que miente. Lo sabe porque la serie ya dedicó un capítulo a esa mujer de la vida de Reese; el amor de su vida. Y sabemos que no se llamaba así. Mientras Harold crea la identidad falsa también de esa tal Allison West para que se la encuentre el hombre del FBI, el guión de la escena da un primer giro: Reese se deja llevar. Y se explaya más de lo esperado.
Y Carter, y nosotros, sabemos que es justo lo opuesto. Carter, porque otro capítulo le hizo descubrir la existencia de esa mujer. Nosotros, porque ya vimos los flash-backs (¿quién dice que no son necesarios y hasta esenciales?) de ese momento que aquí narra: cuando, junto a ella, vio lo de las Torres Gemelas. Y el resto de flash-backs de la serie nos han informado ya de que hizo lo contrario.
No se quedó. No la eligió a ella. Eligió volver a alistarse.
De modo, que cuando habla de plantearse hoy lo de "qué hubiera pasado si", ese "what if?", con el que, por cierto, cualquiera de nosotros podemos identificarnos, habla de esa vida que no tuvo por marcharse, no por quedarse. Que la vida que anhela es aquella que perdió en el momento en que se marchó a servir a su país.
Pese a su aspiración comercial, pese a no renunciar al puro entretenimiento, Person of Interest trata de personas que sacrifican sus vidas por ideas, erradas en un principio (el Gobierno, tanto Finch como Reese, de distintos modos), y luego, acertadas, a modo de redención.
Pero ya sabemos; los héroes, aunque cumplan su tarea, siempre cargan con su penitencia. Y de Reese es haber abandonado a la mujer que hubiera hecho de él una buena persona.
Pero ya sabemos; los héroes, aunque cumplan su tarea, siempre cargan con su penitencia. Y de Reese es haber abandonado a la mujer que hubiera hecho de él una buena persona.
Sí,
es cierto que la serie tiene sus pequeños vicios. A ratos, Jim Caviezel parece
que no sabe cómo reaccionar (quizá porque se lo pasa demasiado bien con este personaje), y, a
ratos, las líneas de diálogo son un tanto reiterativas acerca de qué preguntas
lanza la trama, deletreándonoslas. Pero dentro de sus parámetros, es una serie bastante conseguida. Y, lo que es más, es de las que más y mejor ha crecido.
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