A raíz de un comentario que he leído aquí, he estado pensando en qué recuerdo de las películas que he estado viendo, no sé, los últimos diez o veinte años. ¿Qué se queda en la memoria? Las imágenes sí que valen más que mil palabras, aunque depende de la imagen y depende de las palabras.
Voy a hacer un repaso personal a imágenes que aún se conservan en mi cabeza. No será exhaustivo, advierto.
- Mr. Glass, de niño, escuchando cómo su madre le dice que debe salir al mundo exterior, mientras su figura aparece reflejada dentro del televisor, en El Protegido (Unbreakable, M. Night Shyamalan, 2000).
- El teléfono que suena y asusta a todos, incluido el espectador, en El Cabo del Miedo (The Cape of Fear, Martin Scorsese, 1991) Además de su buen montaje, nos cuenta que algo va mal con esta familia.
- El conejo de Donnie Darko (Richard Kelly, 2001). Donnie Darko golpeando una especie de ventana indivisible.
- Los músicos de Underground (Emir Kusturica, 1995), por todas partes, incluso debajo de agua.
- Los pasillos de la casa de Fred Madison (Bill Pullman) en Carretera Perdida (Lost Highway, 1997) que, junto a un saxo en la banda sonora, me parecen el lugar más terrorífico que se ha rodado en mucho tiempo.
- El director de televisión de El Show de Truman (The Truman Show, Peter Weir, 1998) acariciando el rostro de Truman en una pantalla. O ese cielo inmaculado que se descubre como decorado.
- La cadena de pequeñas escenas del final de Requiem for a Dream (Darren Aronosky, 2000). Junto a la música de Clint Mansell, un camino hacia la locura, y la desesperación. Y sin apenas palabras.
- La escena del baile hacia el final de Delitos y Faltas (Crimes and Misdemeanors, Woody Allen, 1989) Una imagen puede transmitirlo todo.
- El coronel Gordon Tall (Nick Nolte), tras la batalla, en La delgada línea roja (The Thin Red Line, 1998, Terrence Malick). También un rostro, y un buen actor, puede decirlo todo.
- Clint Eastwood, como El jinete pálido (Pale Rider, 1985), alejándose por el horizonte, mientras la chica le grita que regrese.
- La cámara que gira y gira alrededor de Carlitos Brigante, y los mafiosos que lo quieren muerto, aunque, como siempre hacen los mafiosos, disimulan, hablando de otra cosa. A veces, las "virguerías" con la cámara son justificadas. Y hermosas. En Carlito´s Way (Brian de Palma, 1993).
- Francesca Johnson (Meryl Streep) mirándose, desnuda, frente al espejo, en Los puentes de Madison County (Clint Eastwood, Bridges of Madison County, 1995). O la figura de Robert Kincaid (Eastwood) en medio de la lluvia, esperando que Francesca baje del coche.
- El funeral del padre del protagonista en Big Fish (Tim Burton, 2003)
- El fondo decorado del hotel donde habita Jeffrey Wigand (Russell Crowe) mientras su vida se derrumba, en El dilema (The insider, Michael Mann, 1999), y que pasa a convertirse en un túnel hacia lo que ha perdido. ¿Menos complicado? Lowell Bergman (Al Pacino), metido hasta las rodillas en el mar, transmitiendo hasta qué punto estaba metido en la conversación con Wigand.
- El niño que observa su propia muerte, en Doce Monos (Twelve Monkeys, Terry Gilliam, 1995).
- La memoria "andante" que se borra en Eternal Sunshine of the Spotless Mind (Michel Gondry, 2004)
- El canto a varias voces de los diversos y raros personajes de Magnolia (Paul Thomas Anderson, 1999)
- El barco fantasmal, con esos rojos infernales, de Sospechosos habituales (The Usual Suspects, Bryan Signer, 1995)
- Rick Santoro mirando un billete de dólar, manchado de sangre, en el suelo, mientras se dice y le dice a quien trata de involuclarlo: "Nunca he matado a nadie", en Snake Eyes (Brian de palma, 1998)
- El plano cerrándose sobre Mr. White (Harvey Kietel), mientras en voice over continúan las disquisiciones de los demás miembros de la banda, causando más angustia., en Reservoir Dogs (Quentin Tarantino, 1992)
Hola. Sólo hay un par de escenas dialogadas... Creo que una película está lograda si consigue mantener dos o tres imágenes en la memoria del espectador al cabo del tiempo.
ResponderEliminarNo te entiendo. ¿Dónde hay un par de escenas dialogadas? Ah, ya; te refieres en esa lista. Claro, sí. Pero aún así, creo que el énfasis está en las imágenes.
ResponderEliminarY sí, de acuerdo contigo. Si te quedas con una imagen o dos, esa película ya tiene un valor. Eso sí: si te fijas, he obviado ese otro tipo de imágenes "fuertes" que también impactan, pero que son demasiado obvias.
Tienes razón con lo del "énfasis en las imágenes". "En ocasiones veo muertos" no tendría la misma fuerza filmada en un parque o en una hamburguesería.
ResponderEliminarMe gusta lo que dices: "El énfasis está en las imágenes". Una frase como "en ocasiones veo muertos" no tendría la misma fuerza en un parque o una hamburguesería. Todos recordaremos siempre al niño tapado hasta arriba y su aliento frío.
ResponderEliminarFíjate que no es la imagen que más recuerdo de ese film. En todo caso, ese director tiene talento visual, sin duda. A ratos, creo que mucho más que talento dramático. Sus últimas películas me dejaron frío.
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ResponderEliminar¿No te parece que Shyamalan es un magnífico realizador pero que comete errores como guionista? ¿Que está más preocupado por la cámara que por los personajes y las historias?
ResponderEliminarCreo que ha perdido mucho tino con el guión; en El protegido había momentos estupendos, a nivel de guión, de diálogos (pienso en esa "cita" que le pide Bruce Willis a su esposa, como volviendo a empezar), y que todo se apoyaba muy bien en imagen.
ResponderEliminarLuego, no sé qué le pasó. Se endiosó, o quién sabe. Que el conflicto principal, a nivel de personajes, de la última fuera que uno de los del matrimonio iba a ¡tomar un café! con un colega del trabajo y la culpa que eso le producía... No creo que se de cuenta, pero a veces produce risa.