domingo, febrero 10, 2013

GUIONECES: DIÁLOGOS EN KILLING THEM SOFTLY (II)


Sigo analizando un poco algunas de las escenas de diálogos de Killing Them Softly.

Dos ejemplos de estas escenas que trata más los personajes. Que los desarrollan de forma más concreta.  El primero, la escena en que se encuentran Jackie y Mickey. Jackie ha pedido a la organización que traigan a ese asesino a sueldo desde fuera. Suponemos que es un profesional, que esa fama responde a un tipo duro. Ya su presentación nos apunta que esas suposiciones pueden estar equivocadas. Ahí, Gandolfini está estupendo porque su cuerpo y su cara en su llegada al aeropuerto transmite ya lo que luego se desarrolla en la escena de diálogo en sí. Esa escena, entre Jackie y Mickey, tiene mucho de lo que quizá trata Killing them Softly. De lo que trata en realidad, pese a lo que se empeñe el director.

Por un lado, Mickey se explaya. No hablan de a quién tiene que asesinar. No pregunta por los detalles. Poco a poco, lo que comenta nos informa sobre cómo su momento actual le tiene muy lejos de estar en forma. Es probable que cumpla tiempo en la cárcel, y su misma revisión sobre su relación con su esposa le tiene preocupado. Pero las reacciones de Jackie (y Brad Pitt ahí está muy bien) hacen que descubramos lo mismo que su personaje: Mickey está acabado. Bebe mucho, se le va la palabrería a otros asuntos… y sobre todo, es contradictorio. 









Ahí está la incoherencia.  Mickey comenta si quiere que “haga un doble” (que mate a dos personas).  A Jackie no le parece mal. Y entonces Mickey se echa atrás; pone mil excusas a algo que él mismo acaba de proponer. Entendemos que ese asesino profesional está en sus horas más bajas. Y que lo sabe. Eso lo vemos no ya por el diálogo o el guión, sino por la mirada de Gandolfini cuando dice, resignado, que no, que sólo matará a uno.

Ahí está, el personaje, y, al tiempo, el efecto en la trama. Jackie afronta la conversación, las salidas de tono, la melancolía de Mickey con preocupación. Y esto llega, desde el guión, al espectador. En ese momento, lo sabemos. Mickey no va a cumplir con su tarea. O va a fastidiarla. Pareja con esta escena, es la que tienen lo mismos personajes en el hotel. Ahí Mickey desbarra sobre lo de los “viejos tiempos”. Y de nuevo el guión va indicando que Killing Them Softly, en sus mejores momentos, va, también de criminales que ya no saben muy bien dónde están y por qué han acabado tan jodidos.

Luego, otra escena estupenda es en la que Jackie convence a Frankie (uno de los dos ladrones) para que traicione a su único amigo. En una escena anterior (demasiado cercana, tal vez; haciéndolo todo más obvio), ha admitido ante ese mismo amigo que se siente bastante solo. Por tanto, quizá por lógica, este ladrón de medio pelo, este que antes creímos más bien un estúpido, podría sin problemas traicionar a ese amigo que más bien le está fallando. Pero no. De pronto, Frankie "crece" antes nuestros ojos. Lucha y duda y se resiste a los argumentos de Jackie. Además, en ningún momento del diálogo se menciona 1º) qué le pasará si no confiesa dónde estará su jefe, aunque está implícito (Jackie o uno de los suyos lo matarán). Y 2º) una vez lo tiene medio convencido, tampoco se "dice" qué le está pidiendo indirectamente  (que le acompañe y participe en el asesinato). Y no caer en la obviedad, en estos días, yo lo encuentro muy refrescante, la verdad.









Jackie intenta hacerle ver a Frankie (muchos personajes tienen estos nombres más bien ridículos, y eso da cuenta de cómo en la historia hay bastante de análisis de cuán "pequeños" son estos criminales) que si "vende" a quien le contrató para el golpe se convertira en "amigo" de aquellos que van tras ellos. 









"The other thing" es lo que se respira en toda la escena, desde el momento en que Jackie se identifica como asesino, también de forma indirecta. La otra opción es que Jackie y los suyos le maten a él. 


Las tres clases de diálogos (uno para establecer contexto y "tipos"; otro para hablar del tema; otro, para ahondar en personajes) tienen unidad y no chirrían porque tienen el mismo tono: ese realismo. Es lo mejor de la película, y en esa dirección a lo mejor Killing Them Softly sería una película mucho más conseguida. Pero ¿y lo que se aprende analizando? 

sábado, febrero 09, 2013

ENTRADAS MÁS VISTAS: 300 POSTS EN EL BLOG


Casi casi sin darme cuenta, este blog ha llegado a las trescientas entradas. Como los tiempos aprietan, los días tienden a ser más pesimistas que optimistas, y, en fin, porque para eso es mío, voy a celebrarlo. Primero, hel cambiado el nombre, y la dirección. Cuando lo registré, hace mucho, no tenía ni sabía mucho de esto de los blogs, y no estuve muy acertado con el título que iba en la dirección. 

Lo segundo que me propongo como celebración es ofrecerles las entradas que, según me cuenta el apartado de estadísticas de Blogger, han sido las más visitadas. Obviamente, esto no significa que hayan sido las más leídas. O que siquiera quienes hayan arribado a ellas lo hayan hecho buscando algo de veras relacionado con lo que contaba yo en la entrada. 

Por supuesto, aparte tenemos el tema de que lo más visitado, aquí como en toda la blogosfera, no es siempre lo mejor. Pero pueden comprobarlo ustedes mismos. Aquí tienen mi peculiar Top Five de Mis ficciones:

1. Cuentos de Tolstoi: Iván el imbécil y otros cuentos folklóricos. Tengo mis teorías acerca de porque este post siempre ha sido muy popular. Hace unos años fue el año Tolstoi, y al parecer este relato está en el material de estudio de más de un colegio en Latinoamérica. Igual que uno encuentra en yahoo answers preguntas de gente que espera que le resuelvan sus "deberes", tal vez algunos estudiantes usaron partes del post para sus "essays". De ahí vinieron siempre mi mayor cantidad de visitantes; del otro lado del charco. Quién sabe. El caso es que hace tanto que escribí esta entrada que es posible que hoy la escribiría de otra manera. Porque leo de otra manera. 



2.Melodía en la ciudad. Benjamin Lacombe (Mélodie des tuyaux). Ah, qué tiempos. Tardé demasiado en aprovechar una circunstancia: la cantidad de libros juveniles e infantiles que pasaban por mis manos, cuando trabajaba coordinando la secciones de La Banda. Allí, hacíamos al mes no sé cuántas recomendaciones de libros. Yo supervisaba los guiones, y eran unas tropecientas secciones, con lo que no los leía todos. Algunos, sí. Algunos insistí en hacerlo.  Luego, ya se acabó el trabajo y no pude tener ese acceso privilegiado a todas las novedades. Si no conocen este mercado es porque no tienen hijos, o porque los tienen pero no se cuidan de regalarle libros (y muy mal, oye). Porque hay maravillas como ésta por ahí. Álbumes ilustrados que son maravillosos.




3. Cine de ciencia ficción: La fuga de Logan. Uno de mis primeros análisis más extensos de una película. Tengo gente que me dice que me paso con la extensión de los posts. Pero me puede mi lado analítico; ése que hace análisis de guiones tan específicos que abruman a más de uno. Además, la regla no se cumple siempre. Hay gente que prefiere leer posts más densos, por decirlo de alguna manera; y que éste esté entre los más visitados tal vez sea la prueba. Por cierto, la peli, curiosa, curiosa.

4. Breaking Bad y algunas reflexiones sobre las series de televisión "de calidad". De este post estoy bastante satisfecho. No sirvió para nada, claro. No animó al debate, ni encaminó ninguna discusión. Mi rol en las redes sociales no tiene alcance para eso. En realidad, que los expertos realicen dichas discusiones. Ahora, en todo caso, hay mucho ruido y no poca furia en la blogosfera. El tiempo dirá qué series pasarán a los altares, y cuáles causarán risa en nuestros descendientes y futuras generaciones cuando les contemos que veíamos esto o aquello y lo creíamos "grande". De todos modos, este mundo corre muy rápido, y lo que se estila es que caigan los ídolos no dentro de décadas o siglos, sino de años. Ya hay quien lastra el alcance de The Wire, y pronto habrá quien desglose los errores de Los Soprano, El lado oeste de la Casa Blanca, Dos metros bajo tierra. Fíjense en la literatura: les hayan dicho lo que les hayan dicho, según a quién lean, en verdad no hay popes. Borges. Faulkner. El siglo XIX entero. Proust. Todos tienen, lo crean o no, detractores. Se me ocurre que de los únicos que nunca he leído nada malo son Tolstoi y Kafka. 




5. Primeval. Guión y producción: dependencia. Ni es una serie especialmente lograda, ni sabía yo de su éxito. La premisa era estupenda, aunque ya sabemos lo fácil que pululan por ahí (a veces creo que flotan en el aire) las grandes ideas. Y lo complicado que es convertirlas en algo con verdadero valor. Me ha podido mi lado seguidor de la ciencia ficción, y he visto todas las temporadas. No, no se molesten. Si acaso, lleguen hasta la segunda. 

Y eso es todo. Seguiré por aquí, pese a los malos tiempos, y ese ánimo oscuro que impregna a todos los que nos dedicamos (lo intentamos) al guión audiovisual, en España.  Les agradezco a todos sus visitas. Les agradezco sus retweets. Les agradecería todavía más si comentaran. 

viernes, febrero 08, 2013

ARROW: PROS, CONTRAS (III) OPONENTES DÉBILES


Arrow ofrece una contradicción bastante llamativa. La protagoniza un super héroe, y esto debería colocar a la serie de The CW en el género de acción. Pero basta comparar el número, importancia y hasta duración de las escenas de acción de una serie como Nikita con las de Arrow, para que dudemos.

Nada tiene de malo si la serie no es de acción, claro. Además, The CW ya hacía algo muy similar en Smallville. Una serie es un formato que quizá pida un desarrollo continuado de los personajes, y de ahí que al final el género sea más el drama. Pero o bien la cadena ha tomado de la serie sobre Superman eso de abrir la ficción a demasiados personajes, o estos le sirven a los productores para que se ocupe guiones/metraje y que no se requiera presupuesto para más escenas de acción.

Así, la mayor parte del tiempo, en Arrow lo que cuenta es lo que pasa antes y después de las “misiones”. Eso hace que, como ya decía yo, los villanos sean casi despreciados como oponentes. Curioso. Quizá baste la idea del héroe; quizá ésta ya sea atractiva de por sí. Tanto, que no se necesite unos oponentes muy fuertes. 


Otro elemento que roba tiempo a la acción es la propia estructura. Arrow juega, como Once upon a time, con un presente intercalado de forma constante por flash-backs. La sombra de Perdidos parece que permanece. Los guionistas y showrunners está intentando que dichos flash-backs nos den información que se va dosificando (qué pasó en la isla), o que sigan cierto suspense (¿cómo escapa Oliver de este nuevo problema en la isla?). Pero no funcionan del todo, en especial en lo segundo. Tal vez porque ya sabemos que Oliver sobrevive a todo lo que le suceda en la isla. 

O tal vez porque así se impide que si la trama episódica, la episodic plot, sea de veras interesante. Es hasta molesto que se interrumpa no siempre con sentido para volver al pasado. O bien debilita lo que sucede en presente (¿será por eso que las misiones no parecen tan complicadas?), o bien desequilibra. Que en un capítulo tenga que haber el correspondiente flash-back, cuando ya están presentes una subtrama episódica y la horizontal/general es demasiado. Y más, cuando en esa implicación de tal vez demasiados personajes, hace que tampoco falten que haya capítulos con trama general/horizontal, subtrama episódica, subtrama de personajes secundarios y el flash-back. Demasiado, para 40 minutos. Con razón, no hay tiempo para la acción, o para que los oponentes lo sean de veras.

Las estructuras tan rígidas tienen esas desventajas. La misma Once upon a time peca de lo mismo. Por eso encuentro tan interesante Person of Interest; porque pese a todo, su estructura admite variaciones. No siempre son obligatorios los flash-backs, y, mientras los oponentes episódicos son sólo relativamente fuertes, la serie ya ha creado suficientes oponentes generales/horizontales que sí son poderosos. E inteligentes.

¿Y los oponentes de esa trama general/horizontal de Arrow? Bueno, sin duda que el mal esté en la propia familia del protagonista, ya decía yo, ayuda a que nos pongamos de su parte. El “malo”, Mr. Merlyn, se ve que tiene una posición de poder. Pero, de momento, sólo lo ha ejercido, sobre todo, contra la madre de Oliver o su nuevo marido. Es verdad que el 01x09 (Year´ s End) ya lo puso, al fin, frente a frente con el arquero, y que hasta lo humilló. Sin embargo, este capítulo caía en esa característica común de los de que son de fin de temporada. Éste sólo cerraba el año, pero, igual que ya explicaba yo aquí sobre los finales de temporada de House, Year´s End hacía trampa. Con 2013 comenzado, Arrow no ha sido consecuente. Aquel arquero negro no ha vuelto a molestar a Oliver para nada. Se creaba una expectativa, y no se le era fiel. No ha habido continuidad. ¿Para que aquella humillación si no ha detenido que Oliver persista con eliminar esos nombres de la lista? ¿Por qué no ha vuelto a enfrentarse a él?

Javier Meléndez mencionaba ciertos agujeros de lógica en los guiones de Arrow, y sin duda los hay. La chica de IT que de cuando en cuando le presta ayuda hace ya tiempo que es inconcebible que no sospeche que Oliver es el vigilante justiciero. Durante los primeros siete capítulos más o menos, la relación entre Oliver y Laurel pasa por evoluciones un tanto contradictorias, y hace poco, Speedy pasaba en un capítulo de ayudar a su madre a superar un mal momento a otro capítulo donde casi la odiaba con fervor.

Pero hay algo que no podrá achacársele: desde el momento en que este héroe no ejecuta cosas demasiado imposibles, se libra más de la acusación de inverosímil.  

Luego, hay algunas decisiones que han sido inteligentes. El capítulo 01x05 (Damaged) se dedicó a un ardid que idea Oliver. Si acaba de volver, en su identidad pública, a la ciudad, y, al mismo tiempo, lo hace el vigilante (nunca, nunca se le nombrará como “Green Arrow”), es lógico que el la gente sospeche que son la misma persona. De hecho, Nolan nunca resolvió esa cuestión de verosimilitud. En este capítulo de Arrow, Oliver hace todo lo posible para que se exponga que él no es el vigilante.

Otra decisión acertada ha sido que el guardaespaldas descubra pronto quién es verdad su protegido. También destaca el personaje de Quentin, el padre de Laurel, el único que plantea de manera más continuada si este justiciero no es tan ideal como todos piensan (pensamos). En las diferencias, hasta de una ficción, digamos, más mediocre, tropezamos con preguntas: ¿por qué en Batman (el de Nolan, y muchas otras versiones del cómic) no había ni un solo personaje que cuestionara la cruzada del héroe?

En relación a las dudas que genera esta misión en la que se embarca, hay algo que echo de menos de Arrow. De momento los guiones no han profundizado mucho en un aspecto que sí estaba en el piloto. Es justo algo que no es que le diferencia de Batman (del de Nolan y del de cualquier otro); es que le coloca muy enfrente: Oliver Queen sí mata.

En el capitulo 1x03 (Lone Gunman), él defendía este código en voz alta contra un villano (Deadshot,  muy desaprovechado, y, por cierto, enemigo de Batman en los cómics, no de Green Arrow) que se lo echa en cara. Pero, al tiempo, en otros capítulos insiste en que él no es un héroe. Porque precisamente un héroe que mata, aunque sea por necesidad, puede darle matices a ese rol. Las posibles contradicciones, conflictos, todas las vueltas que se le podría dar a esto, no están en los guiones de la serie.








Y ahí está la rareza de Arrow. Ha cogido la herencia de Nolan, que se tomaba tan en serio como para darle visión de autor (más en el sentido anglosajón que el europeo, diría yo) a un super héroe de acción. Pero la serie lo ha hecho sin que quede muy claro (todavía) si al final sólo ha sido para quedarse en la superficie. Esto frustra. Al menos, a mí. Es como contemplar una serie de entretenimiento que, a ratos, podría ser más, pero que nunca lo logra. O que no lo intenta.

En todo caso, veremos. Las primeras temporadas no siempre aseguran lo que vendrá después. Dependerá de mil factores. Mientras tanto, nos quedaremos con lo que Arrow sí ofrece. Si es poco o mucho, dependerá de cada uno.  

lunes, febrero 04, 2013

ARROW: PROS, CONTRAS (II) SUPERHÉROES “EN SERIO”


Sigo comentando y analizando lo que está dando de sí (de momento) la serie de televisión de The CW. ¿Qué más elementos tiene Arrow que la harían atractiva más allá de su "públic objetivo"?
  
Es un super héroe y proviene de un cómic, pero se toma en serio. Sí, puede que demasiado, a ratos. Como le pasaba al Batman de Christopher Nolan, precisamente. Pese a ello, esto puede que juegue a su favor.


Todos los que leíamos cómics de pequeños o de adolescentes quizá ya estemos cansados de que ese formato se refleje en pantalla y guiones de manera tan superficial; y de ahí, que muchos de los que respondamos a este perfil veamos la serie. No tiene nada de malo que Los Vengadores (The Avengers, Joss Whedon, 2012) recuperen el entertainment más sencillo, ni introduzca un humor que, por cierto, ya estaba en las dos primeras entregas de Iron Man. Son válidas todas las opciones, siempre que funcionen y sea coherentes con sus intenciones. Pero los que leíamos justo al Batman más oscuro (no sólo el de Frank Miller; es injusto olvidar que antes de aquella obra suya ya hubo "Batmans" que exploraban eso), u otros personajes y series echamos de menos que las aventuras de los super héroes también hablaran de algo. Estoy pensando en los guiones de Chris Claremont, por ejemplo. Y en el cine, esto ha sido escaso. 

Quizá las dos primeras entregas de X-Men y la última hayan sido las que han indagado eso de conjugar espectáculo con mejores personajes y algún tema. Pero nadie como Christopher Nolan le da dado tanto empaque. Uno muy concreto que expulsaba cualquier otra visión sobre el personaje. La mayoría de películas sobre super héroes piden, exigen incluso, un cierto grado de fantasía y esto lleva a muchos efectos especiales y una estética peculiar (Thor es un ejemplo de esto mal desarrollado; los dos primeros Batmans de Tim Burton, un ejemplo de cómo se puede hacer bien). Nolan lo hundía todo en el territorio de lo realista (dentro de los límites posibles, por supuesto). Con sus ventajas y sus desventajas.

Arrow intenta ir por ahí, aunque se pierde un poco. O quizá lleva hasta las últimas consecuencias lo que ya se perdía en lo que hacía Nolan. Es verdad que, por ejemplo, en pantalla funcionan mal los trajes especiales o las máscaras. En Los Vengadores, el Capitán América apenas lleve la máscara. El último Spiderman tampoco abusa de ello. Y lo que peor funcionaba del Batman de Nolan era justo el traje. Y es verdad; no es mal concepto darle mayor verosimilitud. Pero en Arrow hay tanto esfuerzo por darle realismo a los villanos que se convierten en poco interesantes. Para tener mucho más metraje, como serie que es, los villanos de la trilogía de Nolan eran sí, menos pop, menos coloridos, pero también más creíbles, y más complejos. En Arrow, se ha copiado eso de anclarlos en algo más creíble, pero sin dedicarle el tiempo o el interés que sí tenía Nolan por estas criaturas. Sólo The Huntress parece que pueda ser un personaje que será recuperado (aunque tal vez porque es un interés amoroso). Pero el Conde Vértigo (01x12, Vertigo) se ha caído tanto por ese lado “realista” que ha pasado a ser nada menos que un traficante de drogas. Con una droga que no produce ningún efecto especial.





De conde de la Europa del Este, con formación en varias artes marciales, además del poder de crear vértigo en sus víctimas (arriba, el personaje original de DC Comics), a capo de una nueva droga, y cierto histrionismo en la interpretación del personaje (abajo, su aparición en Arrow). A veces, de lo fantástico a lo realista se pierde más que se gana.

Los villanos episódicos, además, son una amenaza relativa. Siempre hay margen para que una adaptación asuma a los personajes originales como desee. Pero en Arrow se percibe prisa por incluir en los guiones guiños a los seguidores de los cómics... a la vez que un desprecio en sus retratos. Es algo contradictorio. Aparte de si cualquier seguidor de los cómics pueda sentirse o no traicionado, de todos modos los villanos episódicos de Arrow, como oponentes del protagonista funcionan mal. Apenas sentimos que ponen en riesgo de veras su vida o su misión. Y son vencidos con bastante facilidad. 

Lo que de metraje no se dedica a dichos villanos (y su desarrollo), en la serie lo suplen las subtramas personales. 

Por ahí también flojea un poco Arrow. La historia de amor entre el amigo y la que fuera su novia no parece demasiado relevante. Las otras, la relación con la madre o con la hermana ganan cuando se relacionan con la trama principal/horizontal.

Ahí hay otra pista de por qué quizá nos gane la serie: que la familia propia oculte una traición siempre nos gana como espectadores. Que el héroe esté más solo aún de lo que parece lo hacen más héroe. Produce mayor simpatía, y no hay que descartar sus conexiones con el más puro culebrón. 

Funciona mejor, si, como aquí, la dosificación de la información de esta trama principal/horizontal nos llega al espectador antes que al protagonista. Sabemos más que él. Y sabemos que los "malos" están cerca, muy cerca. Y él no lo ve. Es una herramienta básica del suspense, pero es, como tal, muy efectiva.

También le ocurre con el tema (imposible de evitar si se trata de un super héroe) de la identidad secreta. Oliver no puede contarle a nadie por quien sienta aprecio (Laurel, su familia) quién es, y, además, ante ellos pretende que es el mismo tipo irresponsable de antes de la isla. 

Pero sobre si las subtramas personales funcionan mejor o peor, lo veremos con más extensión en el próximo post. 

domingo, febrero 03, 2013

ARROW: PROS Y CONTRAS (I): ¿EL BATMAN DE NOLAN O BATMAN A SECAS?



No cierro conclusiones en torno a Arrow, la serie de televisión estrenada esta temporada por The CW, dado que todavía está emitiéndose. Pero mi amigo Javier Meléndez, del blog La solución elegante, realizó una entrada acerca de la serie, y, entre comentario y comentario, me sugería explorar una cuestión: ¿cómo es que puede tenernos a muchos tan enganchados?


Ya, ya. Nadie es probable que la ponga en ese olimpo (tan inestable; tan apresurado) de las grandes series. Todos notamos esos pequeños vicios de The CW. Las cancioncillas de moda (otra cadena que abusa de esto es Syfy), los actores guapísimos, las tramas románticas... y ni una sola ocasión desaprovechada para que esa parte femenina de su audiencia (mayoritariamente joven) disfrute de los abdominales del protagonista. Claro que, si el lado exhibicionista descalifica, entonces Juego de tronos (Game of Thrones, HBO) sería una serie pésima. No parece el camino, no, pero, mientras tanto, si es el cuerpo masculino el que se sexualiza, no nos escandalicemos.

Pero el hecho es que Arrow se ha hecho un hueco entre los que seguimos los nuevos estrenos. ¿Por qué? Veamos lo que tiene y lo que no tiene.

No tiene demasiados elementos originales, aunque lo original siempre, ya sabemos, es un concepto relativo. En el momento en que parte de un personaje de cómic de la editorial DC, Green Arrow, era improbable que encontráramos originalidad. Sin embargo, la serie realiza una apuesta un tanto rara, y eso sí la hace, en parte, diferente. Toma ese personaje y lo recupera con algo del tono del Batman de Christopher Nolan… y con ideas del propio Batman como personaje.

Tenemos un hijo de un multimillonario muerto, que, de modo consecuente, tiene medios de sobra. Tenemos que dicho padre muere. En Batman, moría junto a su madre, en un vulgar robo. En Arrow, es víctima de una conspiración de mano de las mismas manos oscuras que controlan y “envenenan” la ciudad. En ambos casos, el protagonista establece una especie de venganza que nunca se nombra con esa palabra. Batman jura “limpiar” Gotham City para que los criminales como los que mataron a sus padres dejen de existir. Oliver Queen jura acabar con los “dueños” del mundo criminal; el escalón de arriba, sobre todo. Tenemos una ciudad “vencida” por esa corrupción. Tenemos que los dos se disfrazan por la noche, y ocultan su identidad a sus seres queridos. Tenemos algo similar a una batcueva (que a su vez es parecida a la guarida de El Zorro). Tenemos armas especiales (aquí, diferentes tipos de flechas).

Los expertos en cómics y en Green Arrow (que yo nunca seguí) podrán corregirme. Pero, o bien esta adaptación televisiva es muy libre, o bien sus adaptadores (por cierto, uno de ello, el creador de Green Lantern, una de las peores películas de super héroes de los últimos años) han visto y enfatizado todo lo que unía a Oliver Queen y Bruce Wayne.

Luego está lo que viene de forma clara del Batman de Nolan. Si en aquella primera película teníamos  una zona acotada y marginal con nombre propio, en Starling City están los Glades, como apartados deprimidos de la urbe (nadie entiende por qué la original del cómic, Star City, se ha convertido aquí en Starling City). Si Batman tenía a Alfred como compañero y asistente (y voz de la conciencia), en Arrow está Diggle, el guardaespaldas que se une al protagonista. Tanto el Wayne de Nolan como el Queen de Arrow tienen que simular la superficialidad que se le supone a un chico de su clase social. Ambos hablan con una voz alterada cuando están en su traje. Ambos vuelven de un viaje donde cambian, y donde se preparan para ser otra persona.

Batman siempre ha sido un héroe interesante, y que ha atraído a lectores y espectadores. Por millones de razones. Pero las que explota Arrow son muy específicas. El protagonista es un justiciero y se opone a la corrupción. A la vista de que los poderosos esquivan la justicia común, él va donde las autoridades no pueden ir. La serie no es tonta y conoce y aprovecha la coyuntura social actual: los malvados de la lista de Oliver son empresarios que han robado o estafado o cometido un crimen y se libran de él por su posición. En Estados Unidos, o en España, con la crisis económica y financiera, donde también hay malvados, estos muy reales, y con estas mismas características, es imposible no encontrarle ponerse de parte de este “hombre de la capucha”.













En el capítulo 01x05 (Damaged) Oliver expone su filosofía para convencer a Diggle de que se una a su cruzada.

De hecho, en el piloto se hablaba de esas similitudes con Robin Hood: un arquero que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Esto, seguro, es “fácil”. Populista, aunque este adjetivo está siendo revisado hoy día, a la vista de lo que estamos describiendo de nuestra realidad (la bajada del suelo de los políticos o criticar a los bancos se veía como “populista” hace años; hoy, no tanto).

Pero fácil o no, populista o no, es efectivo. Así funcionan los arquetipos; así funcionan los héroes. Tienen una misión, son casi más un símbolo que una persona (o son lo que ninguna persona que conocemos es capaz). Y hacen lo que a todos nos gustaría. Defender a los débiles; darle caña a los poderosos.

Sí. Merece la pena preguntarse, como hacía justo Javier Meléndez en este otro artículo, cómo es que, para salvar a los pobres, sólo haya héroes ricos. Yo diría que es por cuestión de verosimilitud. Si el antagonista es todo el mundo criminal, parece improbable que un hombre común logre equilibrar las fuerzas. Si tu oponente son fuerzas tan poderosas como una mafia o un político o un empresario corrupto, necesitas todos los medios técnicos y tecnológicos a tu alcance. Y eso sólo lo da el dinero. Por cierto, que Robin Hood también era el hijo de un rico; de un noble de la época. 

Sin embargo, si bien Oliver Queen y Bruce Wayne son ricos (y eso nos aleja de él a la mayoría de nosotros) ninguno tiene poderes especiales. Son personas, como nosotros. Su poder sería su voluntad (otros dirían que su locura, y hay mucho escrito sobre los problemas de la psique de Bruce Wayne). Y eso juega en dos sentidos, al mismo tiempo. Como persona que convierte su vida en una misión resulta un ideal; como alguien que lo hace convirtiendo, mediante entrenamiento, su cuerpo en su arma principal hace que pensemos (que fantaseemos, en verdad) con que cualquiera que lo decidiera podría realizar lo mismo.

Para no alargarme en el post (vicio que parece que tengo), seguiré analizando los posibles motivos por los que Arrow funciona, y en dónde y por qué, no tanto.