En los enlaces que he ido compartiendo durante esta semana hay artículos sobre Cannes (desde la industria y desde los datos), noticias contradictorias sobre el Mercado Digital Único europeo, y una reflexión sobre la que debatir en torno a oponer cine de superhéroes y cine independiente.
CANNES: LA INERCIA Y LAS CIFRAS
Llega el Festival Internacional de Cine de Cannes y el mundo del cine se para, y mira a Francia. Siendo realistas, miramos a Francia casi para cualquier cosa, desde envidiarle el estado de salud de su industria, la conexión real que tiene el cine con la “Cultura” (por quiénes la asumen, así, con mayúsculas, y así la defienden), o maravillarnos sobre cómo todavía existe una sociedad con audiencias suficientes para sostener el cine de autor. Claro, que, en Cannes, se aprovechan de los modos de Hollywood. Nos los hacen suyos (están prohibidos los “selfies”) pero también hay alfombra roja, y estrellas, y toda esa parafernalia que quizá ya quede vieja, de otros tiempos, pero que se ve que todavía ejerce fascinación sobre la prensa internacional, y sobre todos los que aún creen que el cine, como en el siglo pasado, es ese universo rutilante y relevante.
Llega el Festival Internacional de Cine de Cannes y el mundo del cine se para, y mira a Francia. Siendo realistas, miramos a Francia casi para cualquier cosa, desde envidiarle el estado de salud de su industria, la conexión real que tiene el cine con la “Cultura” (por quiénes la asumen, así, con mayúsculas, y así la defienden), o maravillarnos sobre cómo todavía existe una sociedad con audiencias suficientes para sostener el cine de autor. Claro, que, en Cannes, se aprovechan de los modos de Hollywood. Nos los hacen suyos (están prohibidos los “selfies”) pero también hay alfombra roja, y estrellas, y toda esa parafernalia que quizá ya quede vieja, de otros tiempos, pero que se ve que todavía ejerce fascinación sobre la prensa internacional, y sobre todos los que aún creen que el cine, como en el siglo pasado, es ese universo rutilante y relevante.
Tengo mis dudas del impacto real de Cannes, su Palmarés, en los
mercados, y no sé del todo si lo que los agentes de ventas venden luego a los
territorios es ese marchamo de cine “de calidad” si se gana en la ciudad
francesa o si es que cuando mejor funciona en las taquillas mundiales son films
aparejados a los “grandes nombres”. En todo caso, aún conservo más dudas sobre
el impacto real en el conocimiento de las audiencias, hasta en las más
especializadas. Para el “hipster” medio, intuyo que tiene más interés las
últimas locuras de Rótterdam o un festival como el South by Southwest.
De hecho, este enlace de aquí ("What types of films do well at Cannes Film Festival"), oferta una mirada lejos de lo
cualitativo para que indaguemos en cifras y datos. Las conclusiones, cada uno
es libre de sonsacarla de los números. Por ejemplo, que el 84% de los films en
competición entre 2010 y 2015 sean franceses puede apuntar de igual forma como
el festival es una herramienta de propaganda cultural del país galo y la
fortaleza de su cine, como puede interpretarse como una posible menor calidad
general del resto de cinematografías europeas. Otros datos también son jugosos.
Por ejemplo, el hecho de que los agentes de ventas que manejan la mayoría de
títulos son de Francia no sabemos si asegura que ellos son los primeros que
creen en su producto, o si es que todo forma parte de un círculo (vicioso no, juzgue cada uno) donde el negocio se perpetúa en toda la cadena.
En el lado del análisis más convencional. de cómo lo que se presenta en
Cannes todavía tiene relevancia (al menos para la prensa), el Hollywood
Reporter lo cuenta aquí: "Cannes 2015: 17 Titles with The Biggest Buzz".
Por supuesto, como en mucha publicación estadounidense, aquí hay una mezcla de ingenuidad y
chauvisnimo. En lo primero, porque es un exceso de optimismo considerar que
nada menos que 17 títulos sobresaldrán de veras. Cannes es un monstruo donde,
quizá por ese afán por ser punto ineludible del calendario, acepta cantidades
ingentes de películas en muchas secciones, y porque, claro, todos quieren estar
ahí, hacer uso de la plataforma publicitaria, buscar su rincón y momento de
gloria. Pero los monstruos devoran y tal vez ni mastican, y al cabo, tras el
festival, sólo unos pocos títulos sostendrán el interés de los medios. En
cuanto a lo segundo, cómo las publicaciones de Estados Unidos aún creen que es sobre todo su cine o el cine producido en inglés el que merece nuestra atención,
no es nada nuevo. En cualquier caso, cómo la prensa de cine trata a Cannes
puede ser tan significativo como el hecho de que los productos más comerciales
de Hollywood aún utilizan el festival para su entrada en el mercado europeo. Si
es una jugada comercial de veras efectiva o es ya una especie de hábito
adquirido independientemente de dicha efectividad, no lo sabemos. Pero el hecho
es que el “remake” de Mad Max ha sido presentado allí.
El listado, como digo, es largo, con películas de casi todo tipo. Cada
cual puede formarse su propio compendio de qué cree que será relevante en la
próxima temporada, o, en lo personal, qué films entrarán en el grupo de los
imprescindibles.
En mi caso, encuentro interesantes dos películas de directores
“autores” italianos, como son Matteo Garrone (“Gomorra”, 2008) con "The Tale of
Tales," y Paolo Sorrentino, con “Youth”. Que ambos rueden en ingles me parece tan notable como que el hecho de que hayan contado con buenos presupuestos y,
sobre todo, unos actores de renombre. Me interesan ambos autores, aunque estos casos también quizá sean indicadores de cuándo es real el argumento de que un
director no estadounidense o una cinematografía ajena a Hollywood tiene de
veras reconocimiento internacional.
El trailer del extrañísimo proyecto de Matteo Garrone. Fantasía que quizá tome note del estilo inaugurado por "Juego de tronos".
También me resulta llamativo que se haya colado un documental. Por
supuesto, está rodado en inglés, dirigido por el británico Asif
Kapadia, autor de uno de los documentales con mejor taquilla de los últimos
años, "Senna"(2010). El producto tiene asegurada la repercusión más por lo que
le rodea. Tenemos una cantante como Amy Winehouse que ya era noticia casi
continua cuando estaba viva y tenemos el arquetipo del artista que muere joven:
no es casualidad que un documental sobre Kurt Coban, "Montage of Heck", de Brett Morgen, también esté generando
un buen número de noticias fuera del círculo usual de este formato. Eso, se
sazona con la polémica de una familia de la artista que juzga el producto final
como lleno de falsedades, y el interés ya está originado.
MERCADO ÚNICO DIGITAL EUROPEO: INSEGURIDAD Y CONTRADICCIONES
Mientras el negocio continúa, y a la espera de qué regurgita el monstruo, la industria audiovisual europea no duerme muy tranquila estos meses. Según cuenta esta noticia aquí, las agencias de cine europeas han comunicado de manera pública que apoyan el Mercado Único Digital de la UE. Lo han realizado a través de la asociación que las reúne (las EFADs) y de ahí que ignoremos si dentro después hay países y agencias más díscolas, con opiniones diferentes. Pero tanto el titular como la propia noticia de Audiovisual 451 es muy contradictoria con ésta otra. Si se lee la primera, se percibe un discurso ambiguo de las agencias de cine europeas, como si quisieran haber contentado a ambas partes en esta disputa: por un lado, la Comisión Europea que está estudiando esta medida, y los distintos agentes de la cadena cinematográfica, productores, distribuidores, agentes de ventas. Para estos, el comunicado hasta podría interpretarse como una traición o una postura equidistante cuando menos peligrosa.
Mientras el negocio continúa, y a la espera de qué regurgita el monstruo, la industria audiovisual europea no duerme muy tranquila estos meses. Según cuenta esta noticia aquí, las agencias de cine europeas han comunicado de manera pública que apoyan el Mercado Único Digital de la UE. Lo han realizado a través de la asociación que las reúne (las EFADs) y de ahí que ignoremos si dentro después hay países y agencias más díscolas, con opiniones diferentes. Pero tanto el titular como la propia noticia de Audiovisual 451 es muy contradictoria con ésta otra. Si se lee la primera, se percibe un discurso ambiguo de las agencias de cine europeas, como si quisieran haber contentado a ambas partes en esta disputa: por un lado, la Comisión Europea que está estudiando esta medida, y los distintos agentes de la cadena cinematográfica, productores, distribuidores, agentes de ventas. Para estos, el comunicado hasta podría interpretarse como una traición o una postura equidistante cuando menos peligrosa.
Sin embargo, como sucede bastante con esta publicación, mejor contrastamos la noticia con otras fuentes. El artículo en Cineuropa es bastante más aclaratorio, y resumen que estas agencias admiten que están a la espera del detalle, pero sin que dejen de expresar una preocupación bastante clara, y apoyada en datos.
“Los distribuidores no invertirán más en la promoción ni en el marketing de las películas en su país si en otros se puede acceder fácilmente a éstas en línea. (…) Las preventas descenderán si deja de poderse garantizar la explotación exclusiva por territorio. (…) Las películas independientes europeas filmadas en idiomas minoritarios precisarán de una mayor inversión para su distribución y su promoción perderá visibilidad, especialmente en el caso de las plataformas de Video On Demand".
De cualquier modo, todo esto no expulsa las sospechas acerca de
cuáles puedan ser los acuerdos realizados con Estados Unidos en el secreto Tratado de Libre Comercio en cuanto a este tema de la industria cinematográfica, y cuánto está presionando nuestro “amigo” americano.
CINE DE SUPERHÉROES COMO "GENOCIDIO CULTURAL"
Las redes sociales han logrado que quede de manifiesto cómo ciertas cuestiones culturales, parece que se extreman, y no sólo en España. En cuanto a cine esa reiterada distinción de subculturas, “freakies” y “hipsters”, persisten en tensar esa cuerda que tiende (como dice una colega de profesión) o a apoyar el Hollywood más puro o al film más radical del festival menos conocido. La última polémica se ha cernido sobre el blanco más obvio: el cine de superhéroes.
Durante la promoción de "Los Vengadores 2" durante una entrevista un periodista comentó a Robert Downey Jr, qué opinaba de la reciente declaración de Alejandro González Iñarritu sobre cómo el cine de superhéroes era un "genocidio cultural".
Downey Jr pretendió la broma pero se le coló una
superioridad y autosuficiencia anglosajona que hasta se codea con el
racismo. La afirmación de Iñarritu no es que tampoco sea muy acertada aunque
también es probable que “genocidio cultural” como expresión que adjetive al
cine de superhéroes dé un buen titular, pero nos deje sin el contexto de sus
palabras. En Twitter he encontrado reacciones más duras, en el fondo, que ese
aire de chascarrillo fuera de tono de Downey Jr.
Ahora bien, para una reflexión más allá de quién tenía razón, esteartículo de The New Yorker parte de las declaraciones de ambos, justo con más
contexto, para dar una de cal y otra de arena. Juzguen ustedes.
El debate no es sólo interesante, sino quizá clave. A estas alturas,
despreciar el cine que es más popular es bien estúpido por diversos motivos.
El
primero y más evidente es que esa cultura con minúscula que se empeñan en
diferenciar los adalides de la (¿muerta?) modernidad de hecho necesita mayor
vigilancia en cuanto a qué y cómo transmiten lo que transmiten, dado que son
los productos que consume más número de personas. De hecho, y ese es un muy
relacionado segundo motivo, una parte de la
crítica justo se dedica a estas expresiones culturales más populares
precisamente por lo mencionado, y con un cuidado y
profundidad bastante loable. Un ejemplo es las críticas a la ciencia ficción
literaria de la web de Strange Horizons. De hecho, le pese cuanto le pese a los
“freakies” más recalcitrantes, el análisis de un film como “Los Vengadores 2”
ya exige unos estándares altos. Por ejemplo, la revista online I09 (dedicada al "fandom" de ciencia ficción y fantasía) en el artículo "This is Why We Can't Have Nice Things", despedaza el film de Joss Whedon por un tratamiento de la mujer (a través del personaje de Black Widow) con graves deficiencias.
Por otro lado, nada extraño. Esos mismos "freakies", ese fandom, no debería sorprenderse de que, tras décadas quejándose de que "sus" películas nunca se tomaban en serio, ahora haya quienes las evalúen con las mismas exigencias críticas que cualquier otro tipo de producto. Y he aquí que quizá reside la clave de la confusión. Una cosa son
los adalides del cine del “me entretiene/no me entretiene” o el “me gusta/no me
gusta” que tanto abunda en el Facebook y otra, muy diferente, son los que de
veras se toman géneros en su momento despreciados (como la
fantasía o la propia ciencia ficción) para encontrarle sus valores cuando los
tienen, y apuntar sus errores, cuando se dan.
En cuanto a la aseveración de Iñarritu también permite reflexiones necesarias. Como en parte apunta al artículo de “The New Yorker”, “de
autor” es una calificación que ciertamente se nos ha ido de las manos. Realizar obras
fuera de la norma (industrial, o tradicional) no hace a nadie un genio. Como
afirmaba con dureza pero con tino Javier-Grillo Marxuach (en esa serie de "tweets") la cuestión es que
Iñarritu no es consciente de que quizá en verdad nunca hizo buen cine, sino pornografía
sentimental. Pero quién le pone el cascabel al gato de un reciente Oscar. Pensemos en cuántos directores españoles aún creen que porque sus films tengan un "mensaje" social, buenista y enfático, ya están en el Olimpo de los intocables. Lo peor es cuán lejos están estos (supuestos) autores del propio conocimiento de aquello que critican: Joss Whedon quizá haga tiempo que no acierte de pleno, pero muy pocos le negarán el esfuerzo por dinamitar, sin ir más lejos, el machismo desde los géneros comerciales (pena, que en Los Vengadores 2, como ya veíamos, haya fallado tanto).
ARQUETIPOS DE TERROR QUE SIRVEN EN OTROS GÉNEROS
Finalizamos con un artículo sobre guión. “4 Horror Archetypes that Work in Any Genre” (“4 arquetipos del cine de terror que funcionan en cualquier género”) propone el ejercicio de que traspasemos elementos comunes de este género a nuestras historias, sean terroríficas o no. La idea es curiosa, aunque desde luego se da al debate.
Finalizamos con un artículo sobre guión. “4 Horror Archetypes that Work in Any Genre” (“4 arquetipos del cine de terror que funcionan en cualquier género”) propone el ejercicio de que traspasemos elementos comunes de este género a nuestras historias, sean terroríficas o no. La idea es curiosa, aunque desde luego se da al debate.
Por ejemplo, un hecho del pasado que atormente a un protagonista puede
o no denominarse como “un fantasma” pero, bajo este nombre o cualquier
otro, usarlo sería simple lógica para un guionista que trabaje de veras el “backstory”
de sus personajes. Al cabo lo que cuenta es que la historia reciente del
personaje explique cómo es durante el transcurso de la ficción. Igualmente podría
llamarse “sombra” en cuanto a que ese detalle de su pasado, de su “backstory”,
se proyecta sobre el presente.
Visto así, el artículo tal vez sea útil a aquellos guionistas que por
un motivo u otro prefieran distanciarse del vocabulario de la misma
psicología, y usar el del género de terror. Porque conceptos como “vampiro” o
eso del fantasma casan bien con los conceptos psicológicos: al final, este último no deja de ser un “trauma”.
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