No
es una experiencia muy improbable que nos suceda en algún taller de guión o
literario. Llega ese momento ansiado y temido en que tus compañeros han leído
tu relato, o tu tratamiento, y empiezan a hacerte preguntas. Ciertamente, mejor
que lancen cuestiones que no desprecios, pero es posible que en algún momento
te cojan a traspié. No, no crees necesario que la historia permita el acceso a
cuál es el trabajo del protagonista. No, no te has planteado incluir
flash-backs que expliciten cómo han sido siempre las relaciones sentimentales
de sus personajes. Muchos de esos compañeros pueden representar tu target de
espectador o de lector. Por tanto, es bueno que tomemos nota. Si ellos exigen respuesta a esas preguntas, provoca que
revises cuánto dejar fuera, cuánto añadir.
¿Cuánto
necesita un espectador saber sobre un personaje?
La
cuarta temporada de The Good Wife (CBS, 2009-) ha comenzado no hace mucho. La
estoy siguiendo capítulo a capítulo y había algo que empezaba a inquietarme.
Kalinda
Sharma es un personaje al que llamarle secundario es complicado, dado que en The
Good Wife muchos de los seres que pululan alrededor de la protagonista, Alicia
Florick, conllevan subtramas de tanto peso que a veces afectan y hasta
colisionan con la trama de la protagonista. Kalinda es la investigadora privada del bufete
Lockhardt and Gardner donde trabaja Alicia. Es pieza fundamental en los
triunfos en los juzgados, y tal vez fuera ese su rol primero en la mente de los
creadores y showrunners, Robert y Michelle King. Pero, como ellos mismos han admitido, la actriz creaba
una relación tan especial con el resto de personajes que comenzaron a
aumentarle su peso en la ficción.
De
forma inteligente, según mi criterio, esto no ha significado que le hayan
suministrado un retrato del todo completado, sino que los guionistas han
preferido que sus motivaciones y sus objetivos a ratos contengan un mucho de
misterio. A medida que The Good Wife ha avanzado, y tal vez también por la lógica
propia de una serie que no se quiera guardar tantas cartas durante tanto
tiempo, los guiones han ido revelando lo suficiente sobre el pasado de Sharma.
O puede que no. He aquí que la aparición de su exmarido, Nick, ya ha causado que
algunos analistas de Estados Unidos consideren que esta falta de
explicación/exposición sobre su pasado puede que ahora esté ocasionando ciertos
problemas.
Al
final de la tercera temporada, se abría del todo esto que llevaba tiempo siendo
parte de ese backstory, ahora con carácter de peligro inminente. Kalinda había
huido de Nick y éste ahora retornaba a su vida. La relevancia otorgada a esta
subtrama fue tal que el cierre se presentaba como cliffhanger: Kalind,
pergeñada con un arma, resolvía aguardar a que apareciera su marido, lista para
matarlo si era necesario.
Los
cliffhangers, qué recurso tan peligroso. Igual te reúnen millones de
espectadores que te producen que estos mismos esperen mucho, y hasta demasiado.
Ese gran tema, de guiones y guionistas: las expectativas. Para ver un ejemplo
de cómo si no se utilizan bien, acabas tomando el pelo, veáse la deriva de
calidad de Steven Moffat al frente de Doctor Who.
La
cuarta temporada de The Good Wife ha dirigido esta subtrama en una dirección
cuando menos extraña. Sí, por fin le poníamos cara a Nick (la del actor inglés
Marc Warren) pero su aparición no creaba la espiral destructiva que quizá
muchos espectadores anticipaban. O, maticemos, puede que si que haya mucho de
autodestrucción en cómo Kalinda recibe la presencia impuesta de Nick en su
ciudad y en su vida. Pero no en el sentido más “esperable”.
La
cuestión la inauguró Ken Tucker, de Entertanment Weekly.
The intrusion of Nick, Kalinda’s ex-husband […] has thrown off the balance of the
storytelling in the new season’s first two episodes […]… the bickering that
followed, along with [Nick] hanging around the law firm to make Kalinda
uncomfortable, only served to make the viewer uncomfortable.
En The Daly Beast, la cosa ha continuado con un análisis a
cuatro manos, y contrapuestos, de otros dos analistas: Jance´s Lacob y Maria
Elena Fernandez (no lo acentúo porque
así lo escribe ella; imagino que los latinos en Estados Unidos ignoran las
tildes cuando escriben para publicaciones en inglés).
Me parece muy relevante la perspectiva de la última, que ahonda
en lo apuntado por Tucker, y va más allá.
"We’ve waited a long time to learn more about Kalinda, why she
created another identity, and why she likes to keep a mysterious quality. My
main complaint is that there’s no payoff. I don’t buy their relationship or the
predicament she finds herself in at all. It has not been set up for us."
Estoy
con Tucker en que el espectador, como ha sido mi caso, puede llegar a sentir
hasta cierta incomodidad. Kalinda, siempre se nos ha mostrado así (o eso podemos
creer en primera instancia, luego vuelvo a esto) es una mujer fuerte, distante
pero resolutiva. Que Nick haya regresado a su vida, y ella se vea indecisa o
contradictoria, lo admite y, al momento, lo rechaza, nos
desbarata muchas de nuestra suposiciones sobre el personaje.
Ahora
bien, no estoy seguro de que un personaje que se rebele contra nuestras
presunciones sea algo negativo, igual que tampoco me parece contraproducente
que la incomodidad sacuda al espectador. Si hablamos de una serie de televisión
que se emite en “las grandes”, y en abierto, podría verse hasta como un valor,
y no un defecto.
Pero
en esto nos quedaríamos en los resultados. Vayamos a la técnica; al guión. ¿Es
cierto, como dice Fernandez, que no ha habido set up? ¿Y era éste
imprescindible?
Veamos.
¿Hubiéramos encontrado apropiado que en las anteriores temporadas se hubiera
incluido un flash-back donde se nos hubiera mostrado la relación entre Kalinda
y quien era entonces su marido? Una posible respuesta es que si entonces “no
pegaba”, ahora los guionistas no se pueden “sacar de la manga” algo tan
importante, de tanto peso, ya que no había habido ese set up, como, en parte,
argumenta Fernandez.
Sin
embargo, tengo mis dudas. Si algo común en las series es que, como novelones
audiovisuales que se extienden y ramifican si duran las suficientes temporadas,
se nos oferta la ocasión de indagar en cada carácter. Según mi criterio,
“sacarse de la manga” es un juego de manos más patente cuando, de pronto,
aparece un padre, un hermano, una madre cuya relevancia (para el personaje en
cuestión) sí que de veras nunca se mencionó anteriormente. En el caso de Nick,
por el contrario, su efecto en Kalinda si bien no fue enfático, ni merecedor de
flash-backs, sí estaba ahí. Por algo, se buscó una nueva identidad. Por algo,
Peter Florick le ayudó en ese sentido. Por tanto, sí que hubo su set up. Pero
sería demasiado leve para Fernandez, o los espectadores que coincidan con su
postura.
De
lo afirmado por Fernandez, aún se sonsacan más cuestiones. Según
ella, como espectadora (y como analista, y que se mezclen ambas cosas puede que
tampoco sea baladí) ella estaba esperando que se le diera más información sobre
Kalinda y Nick ya desde anteriores temporadas, y de ahí su decepción.
Habría
que revisar si “la decepción” es inmanente a la ficción. Siempre que escribes,
un relato, un guión para cine, o para televisión, creas expectativas,
anticipas. Y siempre, antes o después, llega el pay off; “cumples” en relación
con lo prometido. Por supuesto, cumples según tu criterio. Luego, está el
criterio de cada espectador o lector, y de ahí la potencial decepción.
A
Fernandez le parece que en los guiones de estos primeros capítulos no hay pay off, porque lo visto hasta ahora en The Good
Wife no es lo que imaginaba, con respecto a sus expectativas sobre esta subtrama.
¿Hay
un cierto tipo de espectador que prefiere lo explicativo y el subrayado a lo
implícito? ¿Es ese mismo tipo de espectador uno acostumbrado a que esto sea más
común en las series en abierto, y por eso que se dé en The Good Wife, y no en
una serie de AMC, o HBO es lo que le descoloca?
¿Será
que estas dos clases (o estos dos ánimos a la hora de visionar una serie, quién
sabe) son pues incompatibles?
Seguiremos con todo ello. En el próximo post.
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