Hablábamos, en el anterior post, de cómo las reacciones a la subtrama de Kalinda Sharma en The Good Wife bien podía servirnos para indagar sobre las exigencias del espectador sobre cuánta información vierten los guionistas sobre un personaje.
Jace
Lacob, el otro redactor de The Daily Beast, afirma que es justo el aura de
incomprensión que le invade ante la relación entre Kalinda y Nick lo que le
mueve a querer seguir disfrutando de The Good Wife. Lo encuentra intrigante.
Sin
duda, sabemos ya de sobra que las puertas que sólo se entreabren a posibles
misterios tienen muchos riesgos, y poner el ejemplo de Perdidos (Lost, ABC, 2004-2010) ya parece casi
tópico. Pero este mismo caso me sirve porque, a raíz de este post en Bloguionistas, entre los comentarios se coló este enlace, que pretende
demostrar hasta qué punto Lindelof y los demás guionistas de aquella serie fueron
bien tramposos, bien un tanto holgazanes.
Lo
curioso es que este listado, que recomiendo que miren, al final más bien prueba
que, con esa lógica de exigencia extrema, cualquier serie (y es posible que
cualquier ficción en otros formatos) acabaría defenestrada igualmente.
No
viene al caso ahora defender ni justificar los desmanes de Perdidos, sino fijarse
en que el espectador tiene unos derechos de demanda en ocasiones muy altos.
En
principio, como guionistas, sólo podemos tratar de aprender y aprehender cuándo
estos niveles son más fuertes, y cuándo no. Sin embargo, anticipar las
reacciones de a quienes diriges tus obras se vuelve, así, una tarea casi
titánica. Puede que ver cómo se reciben otras ficciones ayuden, pero habría que contemplar variables tan amplias como cuándo nos pedirán datos sobre los backstories
de nuestros personajes, y según qué género, qué tipo de personajes, qué
circunstancias…
En
el caso de Kalinda, tal vez sea una problema de ruptura de expectativas. O
puede que sea el espinoso tema de género.
Y aquí viene el giro que probablemente haya desajustado las expectativas: sí, Kalinda reacciona con esas fuerzas que también hemos visto que ha aplicado a otros hombres que han intentado lo mismo. Pero luego, Nick se le acerca...
Éste es el momento más polémico en una escena que ya de por sí ha molestado. Nick no sólo ha vuelto a la vida de Kalinda, sino que ejerce sobre ella "poder" a través de ese rol de marido en que él insiste. Además, con momentos así, tan extraños, hay quien incluso ha visto el riesgo de sobrepasar el límite del ridículo
Y aquí viene el giro que probablemente haya desajustado las expectativas: sí, Kalinda reacciona con esas fuerzas que también hemos visto que ha aplicado a otros hombres que han intentado lo mismo. Pero luego, Nick se le acerca...
No es que el personaje no establezca límites. El problema sería que, de momento, los guionistas no han mostrado exactamente por qué no es más rotunda con Nick. Aunque queda mucha serie por delante, no lo olvidemos.
De
cualquier modo, lo entiendo, porque yo mismo, insisto, cada vez que se levanta
Kalinda tras haber dormido de nuevo con Nick me veo observando con impotencia y
hasta con esa incomodidad ya mencionada.
Pero
también recuerdo que no es que las decisiones de Carrie Mathison, la protagonista de Homeland (Showcase, 2011-) me
dejaran indiferente.
En aquella serie, en un capítulo como el 1x07 (The
Weekend), tampoco parecía fácil de aceptar los extremos a los que la obsesión
de Carrie le llevaba. ¿Cuál es la diferencia? Con Carrie sabíamos desde el
principio cuáles eran sus motivaciones, y, si bien no se deletreaban mediante
flash-backs (aunque sí en alguna frase de diálogo) cuánto sufrió en su momento
por los atentados del 9/11, entendíamos bien y pronto cuán importante es para
ella ahora descubrir ese infiltrado terrorista que cree que tiene su país. Una forma
visual, no original pero sí efectiva, de transmitir esa personalidad obsesiva
era aquel palimpsesto de su apartamento, lleno de notas y fotos. Otra manera, más
nueva, era la propia secuencia de créditos, y el uso de la música más apropiada
para un ser de psique tan desigual: el jazz.
Por
tanto, tendríamos dos clases de efectos “implicadores” en el espectador
mediante la incomodidad. Una, que parte de una base más clara, en la que la
implicación emocional deriva de saber por qué el personaje hace lo que hace.
Carrie establece una relación sentimental con su sospechoso y llega a acciones que se nos
antojan excesivas, pero, al comprenderla, la seguimos. Sufrimos justo porque
nos gustaría meter las manos en la pantalla, agarrarla por los hombros, sacudirla
y decirle “por Dios, para, para de una vez”. Pero la seguimos.
La
segunda clase de efectos “implicadores” se darían en la construcción del
personaje de Kalinda en The Good Wife. Es casi lo opuesto. No sabemos bien de
dónde viene, no tenemos los datos de qué la mueve en todo momento. ¿Qué nos
mueve a seguirla? Una implicación de otro orden, que quizá juegue más con ese
desconocimiento.
Pero ojo,
que ese aura de misterio sea mayoritaria en el perfil de Kalinda no significa que se haya
jugado con ella por esa pereza de guionista que se da por sentado
cuando se habla de Perdidos. Tampoco significa que Kalinda haya sido de manera
constante “un acertijo envuelto en un enigma”, que dirían los anglosajones.
Como
decía en el anterior post, la imagen proyectada de Kalinda (gracias, también, a la
interpretación de la actriz) en los guiones de las anteriores temporadas no ha sido uniforme. No ha sido, en
verdad, todo el tiempo una mujer distanciada y fuerte. También hemos visto a
Kalinda con matices dentro de esa máscara de inaccesibilidad. Tras su
distanciamiento con Alicia, y como comentaba aquí Miss MacGuffin, la
investigadora pasó por sus horas más bajas. La conversación en el bar con Will
Gardner del capítulo 03x01 (A New Beguinning) contenía una renuncia y una derrota que ni su pose dura hacían que
fuera menos tristes.
(Aunque las imágenes no lo retratan bien, aquí Kalinda le da un codazo a Will con cierta fuerza)
Usando dos detalles, en esta escena el guión lo transmite todo. Primero, un elemento del lugar; una pareja de la barra, que pasa por un momento "emocional". Segundo, un mero gesto común, un codazo. Kalinda le dice a Will que está bien, que no necesita amigos. Will en cambio saca el tema de "sentir más", algo a lo que aspira (curiosamente, en un momento en que tiene una relación con Alicia, pero eso daría para otras reflexiones sobre ese personaje y esa subtrama). Pero Kalinda le advierte con una metáfora "casera". ¿Quieres sentir algo?, le viene a decir, pues eso es lo que consigues: dolor.
En
cierto modo tal vez sea incoherente pedirle a un personaje escrito desde el
principio con visos de un pasado complicado que no quería que se trasluciera que sea claro en cada una de las
acciones que lleva a cabo.
Lo que sí encuentro prematuro es juzgar si su
relación con Nick lleve esto a un extremo inaceptable. Aunque, visto lo visto,
ese grado de “aceptabilidad” dependerá de a cuál de esos dos tipos de
espectadores preguntemos.
Me parece que Fernandez se equivoca, ya que juzgando los primeros capítulos no permite que la subtrama le entregue ese pay off que tanto echa en falta. Puede que la aparición de Nick sea un pay off de aquel cliffhanger del final de la anterior temporada. Pero no es, aún no, un pay off de la subtrama en sí. Más bien estaríamos todavía en su set up. Tendremos que aguardar si su desarrollo, sus giros, y su resolución (y su pay off) son o no interesantes, trabajado, reveladores.
¿Cuánto necesita saber el espectador sobre un personaje? La respuesta sería que depende del tipo de espectador, y depende de qué emociones queramos crear en él acerca de dicho personaje.
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