Siempre me sorprende el recibimiento con alabanzas en torno a las series de televisión “indiscutibles” tanto como las contrapuestas reacciones airadas en torno a justo ese calificativo de indiscutibilidad. No parece del todo lejano, este hecho de levantar ídolos súbitos, y súbitamente indiscutidos, a casos sucedidos en la literatura o en el cine. Puede ser que en estos ámbitos la cualidad de “críticos de referencia” haya saltado ya tanto por los aires, que aún estemos, hoy, ahora, recogiendo cadáveres y cascotes.
Una de las series que ya ha pasado a las grandes ligas, casi sin esfuerzo: Juego de tronos. Hay por ahí quien ya la compara (y los libros en que se basa) con Shakespeare.
En televisión, los americanos parten con ventaja. Los posibles referentes en analistas de ficción televisiva europeos (o asiáticos, o hispanoamericanos) o bien no los conocemos tan bien como debiéramos, o bien no existen, o bien no existen on line (lo cual, para muchos, hace que estas dos últimas opciones sean equivalentes). Por tanto, el canon que estamos construyendo en España bien podría derivar en mucho de lo que los críticos y analistas estadounidenses juzgan como bueno.
Pero si ello fuera así en algún momento de un pasado cercano, ya empieza a chocarse con las primeras disenciones o desacuerdos. En verdad, ello no podía darse del lado de los analistas más “profesionales”, puesto que en España también son pocos, y no gozan de una publicación con pedigrí, como en cine, por ejemplo, si tuvieron (y de aquel prestigio aún viven) revistas como Dirigido por. El único crítico con probada experiencia en investigación y análisis de series de televisión, del ámbito académico, además, es Alberto Nahum, autor del blog Diamantes en serie. Como caso aislado (a no ser que algún lector me remita a críticos de bagaje similar que se me hayan escapado), más que ser representativo es la excepción a la regla. En cualquier caso, Nahum suele estar muy al día de qué se escribe y cómo se reciben las principales series de televisión en la crítica del otro lado del charco (vertiente anglosajona, hasta donde he podido comprobar). De hecho, en este sentido es el único que, conociéndola bien, puede y sabe indicar contradicciones (que la crítica también tiene) y posicionarse al respecto, tanto cuanto cree que tienen razón como cuando no.
Pero en esto de la crítica de series se da una circunstancia peculiar, y tal vez significativa, al menos en España. La crítica “profesional” se ha visto sobrepasada, y con bastante velocidad, por el análisis amateur de blogueros y aficionados. Tanto es así que los que a ello quieran dedicarse o se quieran como expertos más reconocidos lo tienen ya difícil para ser referencia relevante en ese batiburrillo que es Internet. Los lectores ya tienen sus Google Readers o sus suscripciones mediante mail, o con los mil modos que haya, ocupados con sus blogueros de cabecera. A diferencia de cualquier otro posible “arte”, desde la pintura, pasando por la literatura, hasta la música, el canon en España se está ejecutando de la mano de espectadores de a pie, unos con más conocimientos que otros, unos con mejores intuiciones que otros. También hay, pero pocos y esporádicos, análisis online de profesionales de la escritura de guión, como alguno que se puede encontrar (buceando, eso sí) en Bloguionistas.
Esto origina una serie de consecuencias cuando menos llamativas.
En los podcasts sobre series de televisión, es alusión corriente (y queja amarga o irónica, según el día) cómo algunos de sus comentaristas, bien del propio podcast, bien en sus respectivos blogs, echen en cara a sus autores que “no tienen criterio”. En este post de aquí, Miss MacGuffin respondía ante quienes le acusaban de no ser objetiva. En este otro de Adriana Izquierdo para Vaya Tele, se hablaba de si, para comentar sobre series de televisión, se requería un grado universitario relacionado con el audiovisual. En ambos posts, y, sobre todo, en sus comentarios, se halla la base del debate. (Advierto, desde ya, que me conozco la malicia que corre por Internet, que no pienso en ninguna de estas blogueras como sintomáticas de lo que analizo y opino en este post).
En los podcasts sobre series de televisión, es alusión corriente (y queja amarga o irónica, según el día) cómo algunos de sus comentaristas, bien del propio podcast, bien en sus respectivos blogs, echen en cara a sus autores que “no tienen criterio”. En este post de aquí, Miss MacGuffin respondía ante quienes le acusaban de no ser objetiva. En este otro de Adriana Izquierdo para Vaya Tele, se hablaba de si, para comentar sobre series de televisión, se requería un grado universitario relacionado con el audiovisual. En ambos posts, y, sobre todo, en sus comentarios, se halla la base del debate. (Advierto, desde ya, que me conozco la malicia que corre por Internet, que no pienso en ninguna de estas blogueras como sintomáticas de lo que analizo y opino en este post).
Algunos de los críticos amateur no sólo le han ganado a los “oficiales” la atención del público. No conformes con ello, utilizan un argumento que desautoriza a estos últimos: toda opinión es subjetiva. Es más, parece que se les contagian algunos conceptos propios del marketing, y hablan de “gustos” que asimilan a aquello de los “nichos” de mercado y espectadores. Es decir, si consideran que Revenge no es de su gusto, no la indican como serie “mala”; es, tan sólo, para otro tipo de público.
No seamos ingenuos. En Estados Unidos, un debate con muchas coincidencias lo hallamos en el fandom bloguero que afronta, en literatura, los géneros de ciencia ficción y fantasía, y las relaciones, a veces perversas, que se establecen entre editoriales y blogueros. En España, la tendencia mayoritaria bloguera (con excepciones) afronta retos diferentes pero también complejos, en cuanto al análisis de series.
Por una parte, se dan los posts apresurados, de primeras impresiones, y que, si se desbocan un poco hacia lo negativo (y hasta cierta burla) tiene la ventaja de que generará muchos comentarios. Por otra parte, muchos de estos blogueros no son independientes sino que son contratados y pagados por cadenas/canales de blogs. Cadenas y canales que dependen de cuántos visitantes entren para hacer caja. ¿Recuerdan que hablábamos de cómo se desprestigia (con razón) la “vieja” prensa, y, pese a ello, seguimos en los mismos parámetros? Contenidos al servicio de anunciantes. Perdonan que insista pero ¿dónde está la revolución del contenido digital? ¿Por qué demandamos que los periódicos o medios convencionales sean más "independientes" de la publicidad que coarta el alcance de sus noticias y opiniones, y no hacemos lo mismo para los blogs?
Por una parte, se dan los posts apresurados, de primeras impresiones, y que, si se desbocan un poco hacia lo negativo (y hasta cierta burla) tiene la ventaja de que generará muchos comentarios. Por otra parte, muchos de estos blogueros no son independientes sino que son contratados y pagados por cadenas/canales de blogs. Cadenas y canales que dependen de cuántos visitantes entren para hacer caja. ¿Recuerdan que hablábamos de cómo se desprestigia (con razón) la “vieja” prensa, y, pese a ello, seguimos en los mismos parámetros? Contenidos al servicio de anunciantes. Perdonan que insista pero ¿dónde está la revolución del contenido digital? ¿Por qué demandamos que los periódicos o medios convencionales sean más "independientes" de la publicidad que coarta el alcance de sus noticias y opiniones, y no hacemos lo mismo para los blogs?
Además, este camino se ha probado que conduce a uno de los problemas que desprestigió a la crítica "seria" en primer lugar. En torno a la literatura de ciencia ficción, como decía, no son pocos los que ya han detectado que la blogosfera ha traído un relajo y un mimo escandaloso a la hora de juzgar las obras. A ratos, uno tras ir de blog en blog, se diría que todo lo que es escribe en inglés en cuanto a ese género y al fantástico es estupendo. Si en los medios convencionales, la crítica "oficial" acabó delatándose cuando veían sólo lo bueno en obras afines a editoriales participadas por el mismo accionariado dueño del periódico donde se publicaba la reseña (el caso de la sección Babelia en El País y sus crítica de libros de Alfaguara era bochornoso), en la blogosfera puede que no haya tantos intereses, pero la meta a la que tal vez se esté llegando sea la misma: la crítica complaciente.
Existen (menos mal) blogueros que llevan en esto más tiempo (incluso antes del boom de las series) y que opinan de modo más contundente, pese a las posibles cotas de impopularidad que esto les cause. Contundente pero desde el análisis pausado y largo que permite un post en un blog. Ahí estaría una diferencia para con la crítica de periódicos o suplementos culturales que se debería explotar, Las reseñas sobre cine o libros en dichos espacios han tendido a ser tan escuetas que el autor ha ido quedando, unos voluntariamente, otros, forzados, a dar tres pinceladas, donde ya no hay contexto, ni extractos/ejemplos que prueben sus afirmaciones, y, sobre todo, no se ofrece un lenguaje más accesible (sin que requiera que se vulgarice, claro) para el público medio.
Indudablemente, que uno escriba un blog, comente en Twitter o realice un podcast con sus opiniones no merece que la usual caterva de anónimos entren e insulten. Sin embargo, cuando hablamos de que la mayoría de blogueros no son sino gente que opina, todo queda en ese terreno tan subjetivo que lo embarra todo.
La democratización (supuesta; ah, dónde están esas revoluciones que harían cambiarlo todo) que ha traído la red de redes implica que, cierto, todo el mundo tiene ocasión, y derecho, claro, a expresar sus impresiones sobre las series que visiona. Pero, y creo que ahí estaría la clave, lo que consideramos “opinión” se mezcla un tanto demasiado con lo que no es sino una “impresión”. Por ejemplo: yo veo imposible juzgar una serie capítulo a capítulo, analizando (es un decir; no es lo que abunda) cada uno, como hallo que sucede en varios blogs o webs especializadas. Puede que la comparación contenga sus problemas, pero siempre me imagino si un blog fuera analizando un libro capítulo a capítulo, o un poema, verso a verso. Además, si el objetivo es abrir debates, estos se antojan improbables cuando se expresan juicios cerrados, que no se apoyan en datos; escenas, diálogos, planos. La blogoesfera genera un ritmo raudo que casa mal con el análisis pausado, y si hay algo que exige tiempo, y notas, son las series de televisión.
Cada uno es libre de seguir al bloguero que más le guste, aunque cabe preguntarse si en esto no pasa como pasa y pasaba con los periódicos: que se lee y consume aquel contenido que más se acerca a aquello que nosotros ya opinábamos. Por tanto, poco de revolucionario (y de enriquecedor) tendría esto. Como comentaba ya en esta entrada de Frikiarte de Javier Meléndez, es admisible un hecho incontestable: la crítica “oficial” está bastante desprestigiada por una serie de vicios que, a veces, hasta han aumentado en los últimos años. Pero ello no es óbice para que saltemos al otro extremo, y demos patente de corso a cualquier persona que teclee lo primero que se le pase por la cabeza sobre una serie (o sobre un libro o sobre una película). O maticemos: démosles patente de corso, pero no les demos más relevancia de la que tienen. Si muchos de ellos reconocen que se basan en eso, impresiones y gustos personales y subjetivos, su calidad como creadores de opinión ya lleva una limitación implícita.
A la vez, tampoco idealicemos. No se trata, estrictamente, de ser tentados por el extremo elitista. Una carrera, como implicaba aquella petición que comentaba Adriana Izquierdo que hizo cierto blog, no te hace un buen analista (y menos con el bajón que ha dado el nivel en la universidad en España). Ahora bien, sin la carrera, y las herramientas necesarias, y sin el conocimiento de que las series (la ficción, en general) no empezaron con Lost, difícilmente habrá quien sepa analizar de forma seria. Y el argumento de que todo está ya en Internet, para ser autodidactas es una verdad muy a medias; si hablamos, precisamente, de que los contenidos de la red no están contrastados, ¿cómo va a ser fiable?
Aunque lo que de veras hace un buen analista es el estudio y la exposición a todo tipo de ficciones. No creo que sólo por haber visto muchas series seas un experto. Como decía el personaje que interpretaba Jaime Lee Curtis a su novio (en Un pez llamado Wanda), sí, éste ha leído mucha filosofía, pero no la ha asimilado. Por eso, no creo que nadie haya de sentirse dolido cuando se estima como más valedero el criterio de alguien como Alberto Nahum que el de cualquier otro bloguero. Tomen cualquiera de sus posts, y encontrarán algo muy poco habitual: hay argumentos, y hay pruebas. Por cada juicio, hay una explicación. Ahora tomen el post de cualquier otro bloguero. Verán las diferencias.
Hace poco leí este post, de un blog sobre ciencia ficción, donde su autor realizaba el triple salto mortal que no creo que vea en ningún bloguero: revisar su propia crítica... siendo crítica con ella. De paso, en el texto se puede aprender mucho de cómo se escribe una buena crítica, donde lo que cuenta es no renunciar ni ocultar que siempre hay un elemento de subjetividad, pero sin que en ello se renuncie a un análisis más lógico y distante de qué funciona y qué no, en una ficción. Por ejemplo, contextualizando. Una forma útil para detectar analistas más fiables, y, de paso, con mayores conocimientos.
Aunque lo que de veras hace un buen analista es el estudio y la exposición a todo tipo de ficciones. No creo que sólo por haber visto muchas series seas un experto. Como decía el personaje que interpretaba Jaime Lee Curtis a su novio (en Un pez llamado Wanda), sí, éste ha leído mucha filosofía, pero no la ha asimilado. Por eso, no creo que nadie haya de sentirse dolido cuando se estima como más valedero el criterio de alguien como Alberto Nahum que el de cualquier otro bloguero. Tomen cualquiera de sus posts, y encontrarán algo muy poco habitual: hay argumentos, y hay pruebas. Por cada juicio, hay una explicación. Ahora tomen el post de cualquier otro bloguero. Verán las diferencias.
Hace poco leí este post, de un blog sobre ciencia ficción, donde su autor realizaba el triple salto mortal que no creo que vea en ningún bloguero: revisar su propia crítica... siendo crítica con ella. De paso, en el texto se puede aprender mucho de cómo se escribe una buena crítica, donde lo que cuenta es no renunciar ni ocultar que siempre hay un elemento de subjetividad, pero sin que en ello se renuncie a un análisis más lógico y distante de qué funciona y qué no, en una ficción. Por ejemplo, contextualizando. Una forma útil para detectar analistas más fiables, y, de paso, con mayores conocimientos.
"-Los monos no leen filosofía. -Sí que la leen, Otto, sólo que no la asimilan"
Por tanto, no se trata de que se tenga o no se tenga criterio, sino de cuán (in) formado esté dicho criterio.
Aun así, aguarden, porque todo esto posee alguna que otra consecuencia interesante, en particular en el modo ése en que se convierten ciertas series de televisión en obras maestras inmediatas (¡sin haber terminado aún!). Pero eso, para el próximo post.
Mientras, les dejo con un extracto de lo que afirma una analista de ciencia ficción que acabo de descubrir, bastante dura, polémica incluso, pero que no teme a llamar las cosas por su nombre, resumiendo los problemas de los aficionados que se acercan a realizar críticas (de cualquier tipo de obra"):
(Traducción)
Aun así, aguarden, porque todo esto posee alguna que otra consecuencia interesante, en particular en el modo ése en que se convierten ciertas series de televisión en obras maestras inmediatas (¡sin haber terminado aún!). Pero eso, para el próximo post.
Mientras, les dejo con un extracto de lo que afirma una analista de ciencia ficción que acabo de descubrir, bastante dura, polémica incluso, pero que no teme a llamar las cosas por su nombre, resumiendo los problemas de los aficionados que se acercan a realizar críticas (de cualquier tipo de obra"):
There´s an attitude prevalent in the western culture and specifically American culture -or, to be even more exact still, in the SFF genre: that any and all opiniones are equal, and no one is more informed than the next person, and we should take a five-year-old´s opinion on a book as seriously as anyone´s, [...] It probably has a good deal to do with the anti-intellectualism of fandom what with the instinctual recoilling from the idea that some invididuals are better informed or more experienced than others, and therefore may produce criticisms proportionally more worthwhile. This also solidifies the attitude that there are no good or bad writing and that everything is subjetive, and "I like this" becomes confused with "this is good". A conviction that you too can be right, absolutely right, just like those snobbish ivory-tower types.[...] `Having standards? That´s elitist bullshit, you jerk.´"
(Traducción)
"Existe una actitud que prevalece en la cultura occidental y, específicamente, la cultura norteamericana -o, para ser más exacto aún, en el género SFF: que todas las opiniones son iguales, y nadie está más informado que otro, y deberíamos tomar la opinión de un niño de cinco años de edad sobre un libro tan en serio como la de cualquier persona. [...] Probablemente tiene mucho que ver con el anti-intelectualismo del fandom, y con el retroceso instintivo ante la idea de que algunas personas están mejor informadas o tienen más experiencia que otros, por lo que pueden producir críticas que proporcionalmente tengan más valor. Esto también se consolida con la actitud de que no hay escritura buena o mala y que todo es subjetivo, y "Me gusta esto" se confunde con "esto es bueno". La convicción de que tú también puedes tener razón, toda la razón, al igual que los tipos esnobs de la torre de marfil. [...] `¿Tener criterios? Eso es mierda elitista, imbécil´."
Fantástico. Estoy de acuerdo con lo que dices de pe a pa. Hay demasiadas reseñas que se confunden con "análisis". Pinceladas con el título "Las claves de"... ¡Las claves de nada!
ResponderEliminarCuando leo una crítica quiero descubrir algo nuevo. Pero la mayoría de las veces me quedo como estoy.
Ahora haré un ejercicio de autocrítica, en silencio.
Javier, siento el retraso en la contestación.
ResponderEliminarLas reseñas en la blogosfera lo que pecan, en general, es de superficialidad por esa rapidez con que se piden, para seguir dándole "carne" a la nube de tags de Internet. No dudo de que, y tú mismo lo has dicho, en aquella entrada de Frikarte, que hay gente con cualidades intuitivas bastante buenas, pero saltar con tanta prisa a juicios raudos sobre nada menos que series de entre 13 y 23 episodios me resulta un poco injusto y hasta, a ratos, irracional. Así es fácil que todo se quede en ese territorio de lo puramente subjetivo, del "como me gusta el género fantástico, le paso todos los errores a Doctor Who, pero luego pongo a caldo cualquier serie española".
Yo creía, me esperanzaba, en que los blogs iban a ser un lugar de debate, pero, con Twitter y esa rapidez creciente, donde se comparte pero no se pueden contraponer opiniones con más de 140 caracteres, y con la blogosfera subida, y con orgullo, a la cantinela de esa subjetividad casi militante, al final debate lo que se dice debate, no hay mucho.
Así, la gente que ve y analiza (es un decir) serie acaba, en esa comparación tan manida pero me temo que tan apropiada, del fútbol. Hay gente que es de "The Walking Dead" como es del Barça, y gente que es de "Juego de Tronos" como es del Madrid. Y no hablemos ya de las intocables Mad Men, Breaking Bad, The Wire, Los Soprano.
Pero tranquilo, que, aunque la autocrítica siempre es conveniente (yo pienso seguir dedicando cada vez más tiempo y argumentos a mis análisis), no creo que tu objetivo haya sido nunca el mismo con tu blog. Tú usas las ficciones audiovisuales que ves para explorar ejemplos de técnicas de guión, y eso, pienso, juega en otra liga.
En todo caso, te aconsejo algo que yo hago: para las "impresiones" uso Miso, mientras veo la serie correspondiente. Ahí te puedes desahogar con las primeras impresiones. Luego, para los posts, tengo que pararme un poco más.
Un saludo.