No es sencillo crearle al protagonista de un guión un conflicto que sea, a la vez creíble, y que sea de veras conflicto como tal: que le plantee dos posibilidades "imposibles", que cada puerta, cada camino, signifique un precio, un sacrificio, un efecto emocional sobre el personaje y su evolución. Tanto es así, que la ficción televisiva, que tiene ese punto de premura, de dependencia de audiencias, y de renovaciones que llegan o no, ha optado, en muchas ocasiones, por un camino digamos más sencillo o más obvio.
¿Que las productoras, las cadenas, supuestamente el público, exigen conflictos "más grandes que la vida"? Busquemos protagonistas excepcionales, en el sentido literal de la palabra. Personas con las que nosotros no tenemos mucho en común.
Esa necesidad de fidelidad con esos famosos “stakes”, que tienen que estar bien altos, las expectativas, el riesgo, están haciendo que algunas ficciones recurran a unos protagonistas, unos héroes, que rozan aquellos mismos de la mitología griega. Y también en cine.
Jason Bourne. Nikita. James Bond. Jack Bauer. El protagonista de Human Target.
Conocen todas las armas. Saben de todas las estrategias militares. Son fuertes, ágiles, inteligentes, y muy resistentes al dolor físico. En cierto momento del capítulo 11 de la primera temporada de Nikita (The CW, 2010-2014), la protagonista se libera, con una fuerza casi sobrehumana, y se le añade una música con coros, como viene siendo habitual en la épica.
Así escapa Nikita de sus cadenas. Junto al tema musical que surge, estamos casi ante un super héroe.
Con este tipo de protagonistas, en los guiones esos riesgos, esas amenazas, parecen más apropiadas. Al tiempo, también parece más consecuente y verosímil que sean capaces de afrontar conflictos “fuertes”: evitar un golpe de estado, salvar el país, impedir una masacre terrorista.
Es decir, parece que se ha acabado el tiempo del average middle man que se encontraba ante una situación imposible, al modo, se me ocurre, del protagonista de North by Northwest. Hoy día, parece que nos dicen estas ficciones, nadie se creería que un tipo cualquiera sea capaz de enfrentarse a conspiraciones y a los villanos sólo con inteligencia. Es, pues, el tiempo de los espías, los agentes secretos, los asesinos profesionales, los soldados.
Es decir, parece que se ha acabado el tiempo del average middle man que se encontraba ante una situación imposible, al modo, se me ocurre, del protagonista de North by Northwest. Hoy día, parece que nos dicen estas ficciones, nadie se creería que un tipo cualquiera sea capaz de enfrentarse a conspiraciones y a los villanos sólo con inteligencia. Es, pues, el tiempo de los espías, los agentes secretos, los asesinos profesionales, los soldados.
También esta promo de Human Target hay coros en la banda sonora.
Ignoro si esto es bueno, si es malo, o si es prueba de algún tipo de efecto sociológico. Lo que sí creo es que, por equilibrio, los guionistas necesitan acercarnos estos seres tan lejanos en sus cualidades físicas y mentales.
Una vez escuché que Jack Bauer era un héroe “del sistema”, que justifica la tortura, el espionaje y todo ese imperialismo yankee que tanto gusta criticar en estos lares.
Esta promo de la Séptima Temporada insiste en ese lado del personaje de "duro" sin matices. Tal vez la propia Fox desconozca en realidad los giros que ha vivido Jack Bauer. O no desee "anunciar" un héroe con debilidades.
Vistas las últimas temporadas, yo, en cambio, encuentro a un tipo que, de acuerdo, tiene más vidas que un gato; pero al que le traiciona su presidente (ya lo había hecho en la quinta temporada), al que su inexplicable (incluso para él) sentido de cumplir órdenes le lleva a quedarse sin familia, a arrestar a su único amigo, y a seguir embarcándose en cruzadas que no son suyas. De hecho, hacia el final de la última temporada, Jack Bauer por fin ejecuta un plan propio: y es una venganza tremenda, violenta, sanguinaria. Y lo peor es que este "monstruo" lo han creado otros. Si somos políticamente correctos, odiaremos cada muerte que cause; si atendemos al desarrollo de la ficción, entendemos que Bauer no tenía tan fácil una opción diferente.
Pese a esas capacidades de super héroe o de semidios, Jack Bauer sufre y mucho. Y toma decisiones que nos asquean (y los guionistas no son estúpidos: tienen a bien darnos un personaje testigo que se asquee con nosotros), nos hacen dudar, nos vuelven problemático que sigamos a este protagonista como nuestro “héroe”. En Estados Unidos los temas de las torturas y el terrorismo y los servicios secretos y su necesidad o sus límites están en la prensa y en la calle: la ficción popular, el cine, las series de televisión, los recoge y narra. ¿Se requerían tantas temporadas? ¿Todas las temporadas tratan estos temas con igual intensidad o con giros más o menos interesantes? Serían otras cuestiones.
Harry el Sucio, héroe de los setenta, era rudo y era “fascista” pero sin dudas, y sin apenas sufrimiento. Puede que los tiempos no hayan cambiado tanto, y se siga indagando en nuestra bajas pasiones, ofreciéndosenos un héroe que dispara primero y pregunta después, o aquello de la venganza por encima de la ley. Sin embargo, será quizá porque los autores han vislumbrado que tenían que acercárnoslos, estos seres de la ficción de hoy son más humanos.
A Jason Bourne le torturan sus asesinatos pasados, y aquella segunda parte le exigía, al final, una travesía hasta Rusia sólo para pedir perdón. El protagonista de Human Target se culpabiliza por sus tiempos de asesino, que intenta equilibrar con sus servicios actuales como guardaespaldas.
Dejo a otros los análisis ideológicos o políticos. Sin embargo, intuyo que no es tan sencillo que sea ésta una estrategia de justificación del “gran héroe americano”. Hasta el gran Imperio tiene, en todo caso, crisis de conciencia.
En Nikita, un tema constante (mejor o peor tratado sería otra cuestión) es el efecto del asesinato; en las psiques de los protagonistas, pero también en las propias víctimas. En un próximo post, veremos cómo esto puede convertirse en una ventaja para los conflictos en lo narrativo y en lo dramático; en las tramas episódicas o stand alone plots y en las tramas generales (que otros autores denominan background plots).
Escribí hace tiempo un post sobre Jack Bauer.
ResponderEliminarEn el mundo real, ese tipo debería estar en la cárcel. Pero en la ficción todos nos ponemos de su parte. Llegamos a justificar defender la tortura, as amenazas a familiares, el disparar antes de preguntar...
Es la magia del cine, supongo
Estoy de acuerdo con Raúl: todos queremos que los héroes hagan la justicia a tiros. Cuando Bauer le pegó un tiro a un pederasta en la cabeza, casi aplaudo. En la vida real, mi deseo es que el pederasta no salga a la calle. El cine es nuestra parte (semi)oscura.
ResponderEliminarRaúl,
ResponderEliminarHe investigado en tu blog ¡y no encuentro ese post sobre Jack Bauer!
A mí este lado oscuro de la identificación es lo que me resulta más interesante. Además, en una serie los guionistas tienen más tiempo para unos matices (y un crecimiento, también en "tiempo") que el cine, y el límite de dos horas, apenas permite.
Javier,
ResponderEliminarA mí en cambio las acciones de Jack Bauer me producían sentimientos contradictorios: más que "de acuerdo" con él, sus Motivos como personaje me resultaban verosímiles. Es decir, comprendía por qué hacía lo que hacía.
Y aún así, me asqueaba esos extremos que tomaba. Pero, como le decía a Raúl, ahí está lo interesante.
Tal vez más que un héroe, sea un antihéroe... O un antihéroe "semidios" al modo griego.
¡Admito ayuda a la hora de estas posibles clasificaciones!
Ah, y gracias por comentar.
Raúl,
ResponderEliminarMe olvidaba: ¡gracias por comentar!