Hidden es una nueva miniserie de BBC. Es un thriller, con elementos de conspiración política. Resulta una mescolanza siempre a priori atractiva, aunque, sobre todo, imagino que es simplemente un lugar donde los guionistas británicos se sienten a gusto. No queda tan lejos aquella State of Play (pronto la revisaré, porque tienen mucho, y muy interesante).
Es cierto que los dos primeros capítulos adolecen de una insistencia un tanto molesta en flash-backs que ya hemos visto, y voices over que revisan datos y conversaciones que es imposible que hayamos olvidado. Pero, en general, Hidden es una serie de televisión estimable.
Como, en nuestro rol de guionistas, a casi nadie se la dejado tentar con algún proyecto de este género, es probable que nos sonriamos más de una vez, hallando soluciones e ideas a esos mismos problemas que presenta una historia de este estilo.
Y he aquí que a mí me parece relevante el uso de los nombres. No los nombres en sí; sino su utilización. Este tipo de ficciones implican mucha trama, a menudo compleja, y para que no resulte complicada (que no es lo mismo complejo que complicado) o, peor, enrevesada, es bueno controlar cuándo y cómo se dispone la información de los personajes implicados.
Por ejemplo, nombrar a alguien a quien no se le pone cara en ese mismo momento es peliagudo.
Pero veamos otro uso curioso de los nombres; en este caso, para crear cierta sorpresa, y, a la postre, hasta suspense.
En el capítulo 3 de Hidden, el tutor de la protagonista la tiene resguardada en casa, tras un encuentro peligroso con parte de los conspiradores. Entonces, sugiere que necesita protección. Dicho tutor conoce a un policía, al que llama de forma directa, para que le visite.
Menciona su nombre, el cual, claro, no nos supone nada como espectadores. Y es así, porque justo no se nos muestra su rostro.
Antes, en la serie, en su momento, hemos conocido a cierto policía. Uno que no parece de fiar. Pero uno al que no se le nombra. De hecho, el policía aparece en una escena anterior, pero, mediante un leve truco, otro personaje le interrumpe antes de que acabe de identificarse y dar tal nombre. En otra, se habla de él pero se le llama por el primer nombre, no el apellido.
Durante parte del capítulo, por tanto, suponemos, anticipamos, que Christie será él.
Sin embargo, cuando el policía "nombrado" pero "no identificado" se presenta en la casa del tutor donde se encuentra la protagonista... sucede la sorpresa. El tal Christie es otro personaje; otro con nombre y apellido diferente. Uno de los cabecillas del grupo de conspiradores.
Es decir, el tutor ha mentido sobre él todo el tiempo. Hemos supuesto que el único policía que estaría implicado sería el visto antes. Que sólo ahora habíamos averiguado su nombre. Pero no.
Una sorpresa, y el comienzo de una buena dosis de suspense, puesto que, sabiendo quién es ahora, sabemos que la protagonista está en peligro.
Durante parte del capítulo, por tanto, suponemos, anticipamos, que Christie será él.
Sin embargo, cuando el policía "nombrado" pero "no identificado" se presenta en la casa del tutor donde se encuentra la protagonista... sucede la sorpresa. El tal Christie es otro personaje; otro con nombre y apellido diferente. Uno de los cabecillas del grupo de conspiradores.
Es decir, el tutor ha mentido sobre él todo el tiempo. Hemos supuesto que el único policía que estaría implicado sería el visto antes. Que sólo ahora habíamos averiguado su nombre. Pero no.
Una sorpresa, y el comienzo de una buena dosis de suspense, puesto que, sabiendo quién es ahora, sabemos que la protagonista está en peligro.
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