El thriller conspiranoico, esa asociación que crea casi un subgénero propio, tiene unos códigos que aún se están construyendo. Pero, sin duda, a la hora de los guiones y la historias, las normas se aplican de igual forma. Y por desgracia, la serie de televisión británica Hidden, de la BBC, no cumple una fundamental en un aspecto concreto: el final. Una lástima para una serie con más de un elemento notable.
El problema principal de las conspiraciones es que, a mayor grado, más dificultades para que el protagonista lo resuelva o la cancele. Hidden por suerte mueve el foco hacia un héroe que es más bien lo contrario. Un abogado de poca monta de criminales se aleja y mucho de esos héroes super poderosos que ya hemos analizado otras veces; ni es Bourne, ni es Nikita. No es un militar o exmilitar, un agente de inteligencia o un ex-agente (como sucede en otra ficción reciente, la serie de televisión Missing). Ahora bien, también como ya hemos hablado en otros posts, si bien esto facilita la identificación y la cercanía con el espectador (Harry Venn es "normal"), complica precisamente el equilibrio de fuerzas del héroe contra su oponente: en este caso, oponentes.
Es cierto que la elección del protagonista en Hidden no es ingenua. Si bien no posee fuerza o habilidades “heroicas”, posee otro elemento que lo suple: conocimiento. La conspiración puede “temerle” por cuanto él tiene datos y formas de indagar en dichos datos que pocos más pueden. Porque los que pergeñan la conspiración ya lo involucraron a él y a su hermano, en el pasado, entonces sin que él lo supiera o lo comprendiera.
Hasta ahí, correcto. Tanto como el hecho de que en esta ficción se le coloquen los ayudantes más convenientes.
Ahora bien, cada decisión conlleva sus consecuencias, y en este caso, a Hidden le pueden, en su capítulo final, las incongruencias. El thriller conspiranoico puede que desafíe más de lo usual nuestra suspensión de la incredibilidad. Por ello, si se fuerza un tanto, nos pierde. Y perdernos al final de la historia es tan negativo como perdernos al principio.
En Hidden, la conspiración alcanza la política y prevee un golpe militar. Nada menos. Las acciones que realiza el protagonista para impedirlo o complicarlo cuando menos son verosímiles. Incluso se dan dos vueltas de tuerca de cierta efectividad. La primera, que el que se planea como punto de partida del golpe es un asesinato de quien no esperamos. La segunda, que el que hemos creído involucrado todo el tiempo acaba siendo un aliado.
Pero a Hidden le hacían falta más capítulos. O tal vez los tres anteriores se entretuvieron demasiado en repetir los flash-backs. Sabemos de sobra que las series de la BBC (las británicas, en general) ofrecen temporadas mucho más cortas, aunque, sabiendo esto, tal vez los guionistas debieron trabajar sabiendo dichas limitaciones.
El momento cubre de Hidden, y el protagonista es mero testigo. Más problemas conlleva el hecho de que sucede en el minuto 45 de un capítulo de apenas 60. Y pese a ello, en esos quince minutos finales no se resuelve lo relativo a trama, centrándose demasiado en lo relativo a personajes.
La verdad es que el capítulo final no da ocasión a que los flecos se cierren. Nadie exige que la conspiración, y sus autores, se identifiquen hasta el último detalle. De hecho, es incluso atractivo el juego de crear una conspiración donde las caras y las identidades se ocultaran. Pero éste no ha sido el caso. No sabemos el por qué. No hay problema. Que los guionistas nos dejen imaginar por nuestra cuenta. No sabemos la agenda completa de esta organización paralela al gobierno británico. No hay problema. No hace falta que se nos deletree todo.
Ahora bien, hay dos fallas por donde se puede precipitar nuestras expectativas; las racionales y las emocionales.
En cuanto a las racionales, saltan las alarmas cuando todo lo resuelve un personaje relevante pero secundario. En verdad, es lógico y hasta consecuente con lo indicado: el héroe es más bien un antihéroe. Así que si hubiera salvado la situación, hubiera sido un tanto forzado. Ahora bien, otras lógicas se ponen en liza aquí. Si al final, este personaje secundario iba a cambiar los planes y reventar toda la conspiración… ¿para qué y por qué ha permitido que el protagonista se involucre tanto? Siendo, como ha sido (y no quiero hacer más spoilers de los necesarios) un ayudante del protagonista en otros momentos… ¿por qué no le pidió que se apartara; que él se iba a encargar de todo?
Una posible respuesta es que deseaba que se involcurara para que, justo en ese final, el protagonista descubriera que él no era “uno de ellos”: a modo de redención con un testigo. Tiene su relevancia, porque entre ambos personajes hay historia (que no revelaré). Pero sigue sin tener una lógica contundente. Si aprecia al protagonista, ¿no es excesivo dejar que siga sus pesquisas, cuando pone su vida en peligro? ¿No podía haberse parado antes a decirle qué sucedía, y que no se preocupara, que él haría lo correcto?
Más incongruencias están en la propia rapidez con que los conspiradores ven vistos destruidos sus planes. Si “el monstruo” era tan grande y tan hábil, con tantos tentáculos… ¿cómo es que un simple fallo lo mande todo al diablo?
Pero decíamos que también hallamos expectativas no ya racionales sino emocionales no cumplidas. Si el oponente “pierde”, cuando menos esperamos que le veamos sufrir. Sí. De acuerdo. Es una convención. Tal vez hasta un cliché. Pero es algo a considerar de todos modos. Porque en el capítulo final de Hidden, todo se viene abajo para los “malos”… pero ni les veamos reaccionar, ni vemos si se siente perdedores, si piensan seguir intentando sus planes…
Cierto. La series se aseguraba de que la mayoría de los personajes que representaban la conspiración (“el bando enemigo”) murieran. Pero como solución parece poco efectiva. Entonces es cuando nos damos cuenta de que tal vez se debiera haber optado por una de dos opciones: o bien un enemigo sin rostro, o bien un enemigo sólo limitado a dichos rostros. Pero ese punto medio es ineficaz. ¿Qué hay de la conspiradora que sobrevive, la poderosa dueña de un periódico? ¿Y el resto? ¿No reaccionan? ¿Dejan que todo se derrumbe? ¿No actúan contra el protagonista, contra ese secundario que les ha traicionado?
Hidden resuelve todo en apenas unos minutos, con un montague donde se ven informativos que explican que la conspiración ha sido descubierta. Y punto.
Como ya he mencionado en algún otro post, si metes a tu protagonista es algo grande y complicado, solucionarlo de un plumazo genera demasiadas preguntas en el espectador. Y la posible conclusión de que nos han tomado el pelo.
Curiosamente, se da una coincidencia con otras ficciones británicas. Ese mismo apresuramiento del último acto lo encontramos también, con toda la problemática que conllveva, en los finales de temporada de Steven Moffat para Doctor Who. Quién sabe. Tal vez Moffat sea una especie de guionista reverenciado en Gran Bretaña, y sus aciertos se copien tanto como sus errores.
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