sábado, noviembre 04, 2006

ASÍ ERA LA HORA CHANANTE

Testimonios Salman Rushdie

Para el que desea comprobar el indefinible humor del grupo chanante.

CHANANTE, O NO

La hora Chanante es un programa de humor de Paramount Comedy que ha cumplido hace poco una cifra redonda, aunque 50 emisiones suenan a celebración un tanto exaltada.

Conocí este formato hace un año, aunque se me coló por su paso por Localia TV. Como las cadenas de Imagenio poseen horas muertas en que ninguna serie es interesante o son repeticiones hartantes, el zapping me condujo al cobijo natural del equipo formado por Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla, Chape (Pablo Ciapella), Carlos Areces y Julián López.

Me pareció curioso. Lo encontré insólito. Cuando investigué por la Red, descubrí que es de culto.

"De culto" ya es una etiqueta con muchas complicaciones. La posmodernidad nos ha engullido, y ahora se extienden círculos de fans y fanáticos (veáse freakys) para cada serie, película, videojuego, o artista musical. Aún con todo, seamos justos, y en España, el fenómeno Chanante destaca. El YouTube despliega sus episodios con bastante asiduidad.

Así que aceptamos "de culto", como definición de compañía.


En mi investigación, hallo, claro, una sinfín de alabanzas hacia el programa. Alguna crítica negativa pulula por ahí, pero la aceptación aparenta generalidad.

No es para tanto.

Es una máxima mía, o una manía, o una costumbre, pinchen ustedes en el vocablo que prefieran.

A priori, me guardo bastante de las recomendaciones encendidas, o de los ditirambos por una película, una serie, un grupo de música... Así que intento el ejercicio de la distancia. Llamémosla timidez en el proselitismo.

La Hora Chanante consta de varias secciones más o menos fijas. La presentación la desempeña un personaje famoso (disfraz adjudicado a Joaquín Reyes), que después sirve de enlace entre el resto de secciones.

Éste es un humor inusual. No creo que el objetivo sea la risa, la carcajada; como mucho, cierta sonrisa.

He leído lo del absurdo, el surrealismo, y hasta alusiones al Dadá. Qué manía tenemos los receptores por la justificación de nuestros gustos, y qué necesidad de invocar palabros mayores.

No, no me parece que esto sea absurdo. Al menos, no me resulta el mismo tipo de absurdo de los mejores capítulos de los Simpson. Tampoco el absurdo narrativo reiterativo de los flashbacks sin cuento de Padre de Familia.

Veamos.

Se abre el telón y aparece... Michael Jackson. O Sara Montiel. O Nacho Duato. ¡O Lorenzo Lamas! Pero el disfraz y el maquillaje no ocultan al actor. Es más la voz falseada casi remacha la farsa. O sea, no estamos con los Martes y Trece y sus intentos de imitación. En todo caso, me recuerda a los Morancos, en ese afán caótico, de improvisación, y de puro cachondeo de aquel programa en Canal Sur (no tanto en las generalistas).

Como espectador, uno no sabe bien qué pretende La hora Chanante. A Sara Montiel la arman con una metralladora (y a Carmen Sevilla e Isabel Pantoja, en comando de folklóricas cabreadas, título literal). A Michael Jackson lo mandan a un zoo, para que hable de aquel reducto suyo de peter pan eterno.

No hay los típicos chascarrillos sobre la supuesta pedofolía del cantante (más bien alusiones indirectas). Las usuales críticas a Saritísima son peculiares.

A todo esto, La hora Chanante va, y te sacude con referencias inhabituales. A Sara Montiel, los guionistas la recuerdan de Yuma. Otro día, presenta el programa Salman Rushdie y Freddy Mercury. Otros imitados han sido Coppola o Tim Burton, donde se va de la burla a su carácter gótico y de las bandas sonoras de Danny Elfman al insulto de la esposa del director) y, agárrense, Antonio López, Dali, Picasso y Luis Buñuel.

A Cuéntaselo a Asun, programa de testimonios, los invitados varían entre Franz Kafka, Marx y Engels. Un día expresan sus diferencias Vincent Van Gogh y Paul Gauguin.

Esto tal vez indique que el poso cultural de los que escriben se distancie de los autores de otros sketches humorísticos.

Lo seguro es que el efecto es todavía más marciano. Las referencias son tan marginales que se refuerza la idea: a la Hora Chanante no le interesa demasiado la actualidad. Por eso, se diferencia del origen de la mofa de Homo Zapping, Homo Zapping News, los chistes de Buenafuente, CQC, y hasta los Guiñoles.

También Padre de Familia y Los Simpsons utilizaban conocimientos del espectador respecto de nuestro (o más bien el estadounidense) día a día.

La Hora Chanante no. Va a su bola, que diríamos.

Cuando pasen 10 ó 20 años, sus sketches no nos informarán de aspecto sociológico alguno. No servirá para que los estudiosos y buscadores de tesis universitarias desentrañen cómo se veía la sociedad española o internacional del momento. O, como dirían sus acérrimos, el programa trasciende su época, y es atemporal.

Yo matizo tanto entusiasmo, aunque consiento: es un programa de humor único en la programación televisiva actual.

Pero hay más, para que se complique más el juicio. Porque si los personajes que pueblan parte de las secciones son ilustración de mayor cultura en los autores, esto no implica que el humor sea sesudo.

Ni fino, no vayan ustedes a creer.

Nadie sabe bien qué es el humor inteligente, pero a los que estimen que es, un poner, Woody Allen, los juegos crueles del doctor House, o las situaciones de A Dos Metros Bajo Tierra, que no crean que La Hora Chanante va por esos lares.

El equipo crreativo lo componen albaceteños que han optado por una variante de expresión cerril. Con el aliento castellano de los más cazurros por montera, hay todo un habla, que ya corre por la web (¡hasta en el wikipedia!).

A ello se suma la escatología: caca, culo, pedo, pis.


Así que, háganse una imagen de conjunto. Empieza uno con la sección de Testimonio, de la mano de Salman Rushdie. Luego, percibe que no hay parodia clara, ni la fácil acusación al mundo musulmán. Luego, pasa uno a otras secciones, donde tanto da que se hable de Ramoncín, que de Gremlins 2, que un falso informativo donde un desaliñado reportero asiste a eventos gastronómicos innecesarios.

En resumen, en la misma tanda, tenemos alusiones a la cultura con C mayúscula, menciones freakys, además de unos raps del payaso que puede que contengan homenajes a los Beastie Boys.

¿Ya? ¿Se lo imaginan? Pues eso.

Se queda uno a cuadros.

Por supuesto, todo se vende, así que aquí viene en ayuda de la cadena Paramount Comedy (no creo que sea intención de los creadores del programa) el tópico. La Hora Chanante se ama o se odia.

No, oiga. La Hora Chanante lo que te deja es asombrado, y descolocado.

Una sección también definitoria es Retrospecter. A priori, nada nuevo, se cogen extractos de películas y se dobla al gusto del programa. Sin embargo, aquí vuelve ese "todo vale" escorado al lado de la imaginación.

Las películas elegidas son absolutas desconocidas (o conocidas para los más expertos), siempre en blanco y negro. A medida que uno contempla la sección, se encuentra ya con lo que no encaja.

Aquí les importa bien poco que lo que se diga cuadre con los labios de los actores. Además, se corta, se repite, se da a la moviola para adelante, o para atrás, según les apetezca. No es claro que, justo por ese montaje, se permita la improvisación absoluta.

Pero desde luego, por libertad creativa, que no quede. Lo que, por cierto, se dispone en los varios momentos de animación de la serie.

Así que quizá vayan por ahí los tiros. El equipo de La Hora Chanante inventa lo que le apetece, sin esclavitudes a la actualidad o a las referencias culturales fáciles. Al tiempo, esto origina una botica, donde de todo hay, bueno, malo, regular, y, en ocasiones, hasta genial.

Lo diferente no significa, de seguido, calidad, aunque sí es cierto que se observa con simpatía el éxito para unos señores que nos sacan del muermo oficial humorístico nacional.

En el terreno de las recomendaciones personales, yo les indico los Testimonios de Björk, y Salman Rushdie. Colgaré éstas y alguna otra, pronto.