Siguiendo con esta serie de cuatro posts, aquí le expongo el segundo con algunos consejos prácticos que pueden servirnos a todos a la hora de revisar nuestros guiones antes de enviarlos a alguna productora o cadena de televisión.
- Incoherencia entre la ambición de los temas y el tratamiento que se le da
Ya
he hablado por aquí alguna vez en que es muy complicado que las historias
tengan un “grado 0” en cuanto a “mensaje”. Esto es comprensible; menos lo es que eso, el "mensaje", adquiera más relevancia que todo lo demás. En cierto modo, esto lo que implica es un desprecio real por la narrativa. Creemos que "los cuentos" son algo poco "importante", y que sólo este arte u oficio es válido en cuanto es útil socialmente. Una historia tiene que educar, una historia tiene que hacer pensar, una historia tiene que reflexionar sobre la actualidad, la Historia, la política,...
No implica, nada de esto, irse al extremo opuesto, y vivir en una inopia que ignore que las historias siempre han sido un método estupendo de propaganda. Yo le puedo tener un poco de manía a Jean-Luc Godard, pero coincido con él en que hasta cierto punto todo el cine, todas las historias, son, de alguna forma, políticas. O mejor, digamos, “ideológicas”. Otra cosa es que las ideas a transmitirse lo sean a base de martillo enfático que pretenda remover nuestras conciencias. ¿Será que no es casualidad que los estadounidenses hablen de "theme" y nosotros de "mensaje"? Nuestro guión tendrá, sin duda, un tema, pero, si vamos a darle una conclusión que pretenda convencer al espectador, no usemos trucos.
No convirtamos al empresario en un señor malvadísimo. No pongamos en boca de los personajes nuestras propias reflexiones. No devaluemos al personaje en mero portavoz de nuestras ideas. Tampoco lo convirtamos en "representantes de". La alegoría no es que no sea posible en un guión, pero ni siquiera un guión que participa de ello como "Snowpiercer" ignora que se debe individualizar a quienes cargan con un rol. Y que todo es más interesante cuando el espectador no tiene tan claro quién representa qué.
No implica, nada de esto, irse al extremo opuesto, y vivir en una inopia que ignore que las historias siempre han sido un método estupendo de propaganda. Yo le puedo tener un poco de manía a Jean-Luc Godard, pero coincido con él en que hasta cierto punto todo el cine, todas las historias, son, de alguna forma, políticas. O mejor, digamos, “ideológicas”. Otra cosa es que las ideas a transmitirse lo sean a base de martillo enfático que pretenda remover nuestras conciencias. ¿Será que no es casualidad que los estadounidenses hablen de "theme" y nosotros de "mensaje"? Nuestro guión tendrá, sin duda, un tema, pero, si vamos a darle una conclusión que pretenda convencer al espectador, no usemos trucos.
No convirtamos al empresario en un señor malvadísimo. No pongamos en boca de los personajes nuestras propias reflexiones. No devaluemos al personaje en mero portavoz de nuestras ideas. Tampoco lo convirtamos en "representantes de". La alegoría no es que no sea posible en un guión, pero ni siquiera un guión que participa de ello como "Snowpiercer" ignora que se debe individualizar a quienes cargan con un rol. Y que todo es más interesante cuando el espectador no tiene tan claro quién representa qué.
Por otro lado, sepamos nuestras limitaciones. Para de veras escribir sobre un tema complejo, quizá hagan falta mucho talento, una cierta edad, o ambas cosas. Lo seguro y casi obligatorio es un punto de vista muy personal. Esto, seamos honestos, no puede abundar: el genio no lo poseemos el 90% de la población. Si de veras queremos escribir algo "personal", ¿tenemos de veras algo nuevo que decir sobre, qué sé yo, el terrorismo, el capitalismo o las relaciones personales? Si nuestro guión lo que afirma es "la guerra es mala", "el capitalismo es salvaje", o "el amor siempre triunfa", tal vez no nos convendría tanto despreciar la narrativa convencional.
Y esa contradicción la he encontrado leyendo guiones. Por ejemplo, un guión que pretende situarse como una reflexión seria sobre unos acontecimientos históricos reales... pero luego incluye una historia de amor forzada, casi se diría que siguiendo pretensiones "comerciales". ¿En qué quedamos?
Si un guión (y un autor) quiere salirse de las convenciones, tiene todo el derecho del mundo, y puede, incluso, ir en contra de las "normas" de guión: de la narrativa, si se quiere. Pero esta decisión debe ser muy consciente, y quien la tome, asumir con coherencia sus expectativas. Podría pensarse que la "cateta" España no va a tener lectores o productores que "comprendan" el alcance de nuestra maravillosa idea, pero esto es un error. EURIMAGES, las ayudas MEDIA, tienen a expertos lectores que usan las mismas herramientas de análisis que un lector español profesional (los pretendidos, supongo que no tanto). Los productores europeos, a no ser que estén muy en los márgenes de la industria, es probable que exijan que el guión (a no ser que seas alguien ya situado) pase por talleres internacionales... donde hay script-consultants.
En otras palabras, si quieres que tu guión "no convencional" obtenga financiación y productor es probable que de todas maneras respondas a análisis que "prueben" tu calidad como autor. Por tanto, aunque creas haberte librado de los "corsés" de la convencional narrativa, no estás libre de un standard de evaluación. Y entonces la comparación será mucho más exigente. Ya no juegas en la liga con la media de films de Hollywood de género, sino en la de los grandes autores de los festivales internacionales.
- No haberse tomado muy en serio el trabajo de escribir un guión.
En relación con el apartado anterior, la cuestión puede ser hasta más crítica: ¿Nuestra visión del mundo se ha visto contaminada (nos demos cuenta o no) de esa filosofía "new age" que campa a sus anchas y de los libros de autoayuda?
Piénsenlo. O lean su "time-line" de Twitter y Facebook. Todos estamos un tanto cabreados en estos tiempos, y, de ahí, a caer en lugares comunes hay muy pocos pasos.
En los guiones que he leído, lo que me he ido encontrando es que hay esa posible falta de reflexión previa a la escritura de la que hablaba el compañero guionista Gabi Ochoa en este post de GuionistasVLC. Yo he hallado dos tendencias:
Y esa contradicción la he encontrado leyendo guiones. Por ejemplo, un guión que pretende situarse como una reflexión seria sobre unos acontecimientos históricos reales... pero luego incluye una historia de amor forzada, casi se diría que siguiendo pretensiones "comerciales". ¿En qué quedamos?
Si un guión (y un autor) quiere salirse de las convenciones, tiene todo el derecho del mundo, y puede, incluso, ir en contra de las "normas" de guión: de la narrativa, si se quiere. Pero esta decisión debe ser muy consciente, y quien la tome, asumir con coherencia sus expectativas. Podría pensarse que la "cateta" España no va a tener lectores o productores que "comprendan" el alcance de nuestra maravillosa idea, pero esto es un error. EURIMAGES, las ayudas MEDIA, tienen a expertos lectores que usan las mismas herramientas de análisis que un lector español profesional (los pretendidos, supongo que no tanto). Los productores europeos, a no ser que estén muy en los márgenes de la industria, es probable que exijan que el guión (a no ser que seas alguien ya situado) pase por talleres internacionales... donde hay script-consultants.
En otras palabras, si quieres que tu guión "no convencional" obtenga financiación y productor es probable que de todas maneras respondas a análisis que "prueben" tu calidad como autor. Por tanto, aunque creas haberte librado de los "corsés" de la convencional narrativa, no estás libre de un standard de evaluación. Y entonces la comparación será mucho más exigente. Ya no juegas en la liga con la media de films de Hollywood de género, sino en la de los grandes autores de los festivales internacionales.
- No haberse tomado muy en serio el trabajo de escribir un guión.
En relación con el apartado anterior, la cuestión puede ser hasta más crítica: ¿Nuestra visión del mundo se ha visto contaminada (nos demos cuenta o no) de esa filosofía "new age" que campa a sus anchas y de los libros de autoayuda?
Piénsenlo. O lean su "time-line" de Twitter y Facebook. Todos estamos un tanto cabreados en estos tiempos, y, de ahí, a caer en lugares comunes hay muy pocos pasos.
En los guiones que he leído, lo que me he ido encontrando es que hay esa posible falta de reflexión previa a la escritura de la que hablaba el compañero guionista Gabi Ochoa en este post de GuionistasVLC. Yo he hallado dos tendencias:
- Temas y/o mensajes cuyos personajes y situaciones acaban justo lastrándolos; contradiciéndolos. Quizá porque el ejercicio no deba ser “voy a escribir una película de denuncia de X o B”. O porque quizá para hacer eso bien entonces uno tiene que ser tan bueno como, pongamos, Michael Haneke. O bien, otra opción, conocer y estudiar bien a los directores de cine moderno (y aquí vuelve Godard y aquello que empezara en los años 60). Sea como sea, lo que yo me encuentro es que a veces un guión quiere hacer una denuncia o una defensa de algo, pero lo que sucede en la trama acaba yendo en la dirección opuesta.
- Guiones que ni siquiera se han planteado qué temas se tratan o qué mensajes se lanzan. Es posible que haya una asunción errónea, la de que el cine americano no considera nada de esto. Bastaría con ver cualquier película de Hollywood de una mínima calidad para ver que sin “theme”, pareciera que no existiría. Por otro lado, si el modelo al que aspiramos es al cine de palomitas más claro, no creo que sea necesario que un guión, pongamos, de acción pura y dura tenga que ser de una superficialidad apabullante. A no ser que nuestro guión sea de esos de “high concept”, o de esas historias muy, muy originales, entonces si nos vamos a mover en un género “comercial” (si es que estas dos palabras de veras pueden casarse de forma tan sencilla), al menos sepamos qué estamos transmitiendo. Además, como les leía en el debate organizado por Twitter por @theblacklist a raíz de la publicación de los guiones de esta lista para el 2013, los guionistas seleccionados hablaban de que usar la carta de que “tengo aquí el blockbuster del año” más que nada puede producir carcajadas en un productor. No tanto, añado yo, porque esto es imprevisible, como porque es a ciertos productores, en general, a quienes les gusta colocarse en esa posición de adivinos.
-
La indefinición de los principales puntos
de giro (en especial del Primero)
Todavía
parece haber confusión al respecto de qué debería ser un punto de giro. Pareciera que muchos estiman que es un evento "fuerte" que debe suceder en torno a la página 30. Pero giros y eventos "fuertes" pueden haber a lo largo de todo el guión; lo que define al Primero es que altera los objetivos del Protagonista.
Si ustedes son seguidores de aquello del viaje del héroe, piensen en que recibir una misión que te envíe fuera de tu territorio ya rompe cualquier plan de vida que tuviéramos. Si siguen a Syd Field, él también lo explica bastante bien. En todo caso, no les voy a aburrir con el posible argumento de que esto es una norma a respetar sí o sí. Maticemos el argumento. Profundicemos.
Si ustedes son seguidores de aquello del viaje del héroe, piensen en que recibir una misión que te envíe fuera de tu territorio ya rompe cualquier plan de vida que tuviéramos. Si siguen a Syd Field, él también lo explica bastante bien. En todo caso, no les voy a aburrir con el posible argumento de que esto es una norma a respetar sí o sí. Maticemos el argumento. Profundicemos.
Supongamos, por un momento, que el guión no va para un lector o analista, ni para un productor, y que de veras nos podemos saltar toda esa cadena de intermediarios y ya estamos pensando en la película, en la pantalla, en la sala. Si al Protagonista no le sucede algo que le mueva hacia una nueva dirección y todo sigue igual, si el Primer Punto de Giro no crea ningún tipo de expectativa, si no representa
un desafío (un cambio) para el Protagonista, ¿entonces exactamente qué nos va a
hacer seguirle? Si el Protagonista se embarca en la misión sin ningún interés
grave, relevante, para su vida, ¿por qué deberíamos nosotros tener dicho
interés? Y si no implica ninguna dificultad, ¿qué tipo de suspense puede darse?
Es posible que haya muchos tipos de espectadores, como los hay de productores, y de lectores. Los habrá más pacientes o menos pacientes. No todas las historias pueden implicar un evento tremendo, ni todos los guiones son de género. Lo que cuenta es que el evento sea importante para el personaje. Si no, no tiene sentido su existencia.
Productores hay de todos los colores, pero diría que, dentro del cine "industrial", ni en Estados Unidos nos van a pasar la mano porque en nuestro guión haya algo "grave" en la página 30 y luego en la 90, si ninguno de los dos Puntos de Giro tienen efecto en la trama y en los personajes.
En el próximo post reflexionando sobre los problemas comunes que hallo cuando leo guiones, les hablaré de un recurso que se utiliza con ligereza, de lo confuso que es a veces concluir quién es de veras el Protagonista, o de cómo las evoluciones de los personajes a veces son a trompicones.
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