sábado, enero 21, 2012

8 ESCENAS DE 2011; SERIES DE TELEVISIÓN (II). JUSTIFIED, THE KILLING

4.“Esto ya estaba escrito…" o no. Capítulo 12, (Reckoning). Temporada Segunda. Justified.

A falta de adjetivos para un género que se antoja difícil de clasificar (otro día hablamos de esto), acudiré a algo que también usaba Alberto Nahum, pero para los personajes: humanos. Tanto que poco a poco hemos ido comprendiendo más al supuesto oponente (hasta el punto de que a ratos la historia de fondo va tanto de él como de Raylan Givens) que al protagonista. Tanto que el propio protagonista se nos hacía cada vez más extraño.

Confrontaba un mundo de delincuentes tan estúpidos como violentos donde ese sombrero de posible sheriff de western a mí me resulta más un signo de “fuera de lugar” (destaca en un Tennesse que poco tiene de la ambientación propia del Oeste) que una pista de que aquí se cuele algo del género de vaqueros. Al fin y al cabo, ni esa moral propia de Givens le ha evitado enfrentarse a eso de lo que de veras trata esta serie: la familia.

Givens, lejos, según mi perspectiva, de esos policías o detectives noir de pocas palabras (y aún más lejos de un moderno samurái), es tan humano como ese mundo de delincuencia que, al cabo, le queda muy cerca: en su propia sangre.




























A esto se le suma que esta segunda temporada subía varios escalones gracias a Margo Martindale interpretando a la matriarca Bennet. Con ella y los suyos, otros apellidos se sumaban a esta historia donde estos marcan y producen, quizá, tal vez, un destino. 

Súmenle los acentos (¿cómo es posible que alguien defienda todavía la versión doblada?), el sentido del humor (que de nuevo lo aleja bastante del western crepuscular, y si esto es noir es uno peculiar para la ficción audiovisual habitual), y ya tienen una de las series imprescindibles del 2011.

5. La delicadeza para con el dolor. Piloto, The Killing.

No entiendo (o lo entiendo a medias) la polémica (aquí y allí, en USA) acerca de un final que no resolvía una trama policial, que, por otro lado, no mareaba la perdiz más que cualquier otro procedural. ¿De veras alguien se sintió decepcionado porque los sucesivos sospechosos no fueran los culpables? ¿Cuando estábamos en capítulos tan lejos del final? Y como cualquiera de los procedurals, el whodunnit siempre es un medio para que se exprese un tema o para el retrato de personajes.

Si hablábamos de ritmo, es el usual en AMC; y según me informa Miss Macguffin, la estructura de ir dia a día ya estaba en la versión danesa original. Lo interesante es que aquí estamos ante un tipo de realismo que no necesita sacrificar naturalidad sin ser, a la vez, explícito u obvio. 

Además, las posibles elipsis están en un retrato del sufrimiento que es muy complicado de manejar cuando el procedural no se atiene a un stand alone episode, y da unidad a toda la serie; cuando las víctimas, tenemos tiempo para contemplarlas y seguir cómo lidian con su pérdida.

Y es aquí lo que destaco en ese piloto donde Linden tiene que comunicar la anticipada y temida noticia al Stan Larsen.






















Sarah Linden, sin saber qué decir, si confirmarlo por sus palabras o no, repitiendo que lo siente... pero que Stan Larsen no puede estar aquí.

Una segunda temporada confirmará si se afinan los errores, si el ritmo tranquilo de AMC no se fuerza hasta la desesperación (y ahí está The Walking Dead como advertencia), y cuántos capítulos son necesarios para empezar y acabar otro caso.

Yo, por mi parte, quiero más de esa realización elegante, donde un leve travelling igual nos muestra una bicicleta que hace sospechar (y anticipar) a Sarah, que la carga sobre un falso culpable, pintada en una pizarra detrás suya, o abre para dejarnos ver una detective que ocupa una pizarra no sólo con pruebas sino con obras de la víctima.


The Killing ha ofrecido en su primera temporada algunas de las mejores imágenes de la temporada televisiva. 

2 comentarios:

  1. Samuel Dalva11:06 p. m.

    La escena de The Killing me recuerda a una anécdota que leí no sé dónde:

    Dos amigos pasean y uno de ellos dice: "¿has visto la chica tan guapa que viene detrás de nosotros?. Y el otro le contesta: "No, ¿cómo has podido verla sin girarte?" Y el otro responde: "No la he visto, pero he visto la cara de los que vienen de frente".

    Es decir, podemos sacar conclusiones de manera INDIRECTA.

    Y así, no hace falta mostrar el dolor del padre en un primer plano. Ni hace falta mostrar a la joven asesinada.

    Porque todo ello queda REFLEJADO en el semblante de Linden, semblante que debe ENJUICIAR el espectador.

    Que el público tenga que realizar un pequeño esfuerzo mental es una magnífica manera de hacerle partícipe en la historia y evitar el aburrimiento de que le den a uno todo masticado.

    Buena selección.

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  2. Ese ejemplo que pones es bueno, y además indica algo que se nos olvida cuando escribimos un guión: que los personajes se miran entre ellos, al tiempo que el espectador los mira.

    Y que un contraplano a tiempo transmite más que el plano obvio.

    Porque, efectivamente, la obviedad en cine y en series es común. Por suerte, en series como The Killing (la mayoría de las veces; tampoco es perfecta) todo es diferente.

    Gracias por comentar.

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