A raíz de los mismos comentarios a la anterior entrada, y viendo que el tema, curiosamente, aparece en posts recientes de otras páginas de guión, me apetece remarcar algunos aspectos, por si la confusión entre verosimilitud y realismo no quedaran distinguidos del todo.
La verosmilitud es esquiva, delicada, y, al cabo, bastante subjetiva. Historias inverosímiles tienen éxito, pero eso, desde luego, no refrenda que sus guiones sean buenos, o se hayan cuidado en este aspecto.
Como decía Raúl, en una ficción siempre hay "construcción". En tanto que es así, nunca será la realidad, ni tiene por qué serlo. Incluso en los documentales (y doy fe de ello, que es un formato que he trabajado bastante) la estructura existe. Existe un orden. Un discurso.
La diferencia del documental con la ficción es que el primero se supone que nos introduce en una parcela de la realidad sobre la que nos informará (aunque también nos puede emocionar), y la ficción se supone que nos da acceso a un universo "cerrado", donde hay una serie de normas propias, que pueden tener relación con el mundo real (o no), pero siempre con relatividad.
Digo "se supone" porque nunca es tan sencillo. Pero, por hoy, detengámonos en la ficción.
En una serie, en una película, en un corto, en un relato, en una novela pueden darse situaciones que no sean realistas pero que sean verosímiles.
No parece "realista" que los tipos duros que refleja Tarantino en algunos de sus films se den a los monólogos y los afanes verborreicos. No importa. Reservoir Dogs comienza con una reunión donde ese tono de diálogo ya queda claro ante el espectador. Tarantino nos introduce a "su universo". Da igual que sea realista. Tarantino no busca el retrato veraz que, por ejemplo, sí busca en parte Scorsese. Tarantino nos abre la puerta, y no nos engaña. Sus "gangsters" son una estilización personal. Suya. Lo que será o no verosímil serán las situaciones en las que se embarquen, o cómo reaccionen (las emociones) sus personajes.
En cuanto a lo primero, poco a poco el director y guionista nos irá dejando ver que tampoco es la realidad lo que le interesa. Y recordemos que las situaciones de Pulp Fiction incluyen hasta la casualidad. Pero en lo segundo, los personajes no dejan de ser humanos. Extraños, pero humanos. Esa estilización (esa construcción aún más alejada de la realidad) es más clara en Kill Bill.
Y aún así, Tarantino no se arriesga del todo. El lenguaje que se utiliza es vulgar (no en el sentido peyorativo), de forma que, pese a todo, nos dan la sensación de que no estamos en un mundo fantástico aparte.
La confusión más patente entre realismo y verosimilitud proviene del género. Puede ser que, como comenta uno de sus guionistas aquí, esta serie valenciana no reciba una mirada excesivamente crítica por parte de los espectadores si no se expresan mucho ciertos detalles de verosimilitud. La comedia permite ese margen (aunque con variados matices según qué tipo de comedia). En la ciencia ficción, el espectador no buscará potenciales errores científicos, sino si la teoría que justifica lo fantástico es creíble o no. Seguramente, Fringe hace aguas por todas partes en cuanto a los aspectos relacionados con la ciencia. Pero el espectador medio puede aceptarlo, más o menos, gracias al género.
Tampoco el tono es indiferente a los temas de verosimilitud. Doctor Who es ciencia ficción pero con un componente fantástico mucho más remarcado, por lo que el margen de qué es verosímil aún es mayor.
Muy interesante es el debate en torno a Crematorio que ya mencioné en el post anterior. ¿Se le puede achacar aquella frase recurrente de "la gente no habla así"? A priori, nos tiene que importar tres pimientos cómo (se supone que) habla la gente. Para empezar, porque hay muchos tipos de gente. Ahora bien, lo cierto es que Crematorio se ha vendido como una historia "anclada" a la actualidad; a la realidad. ¿Al realismo? Porque, en este caso, la serie tendría un problema. En tanto que se alejaría (en el modo de publicitarse) como "construcción", para cuando llegue al público tal vez su verosimilitud sí que dependería de que sus personajes hablaran de una forma más cercana a lo que entendemos como "la realidad".
También hay ocasiones en que lo que entendemos por realidad sí coincide con la verosimilitud. Como verán en este post, y los comentarios correspondientes, que un habitante de la época de dominación romana (en la serie Hispania) afirme que "qué bien se lo monta Aníbal" no es ni realista ni verosímil. ¿Por qué? Para lo primero, podemos convocar a cualquier historiador, que seguro que nos cuenta que en esa época las expresiones utilizadas (además de en otro idioma) no se parecían a las actuales en lo más mínimo.
Pero Hispania es ficción, y, por ello, lo que importa es si es verosímil. Y no lo es porque el espectador tiene una idea a priori de cómo hablan los personajes históricos, sobre todo, aquellos que viven en épocas más antiguas. ¿Porque han leído muchos libros de Historia? No. Justo porque hay todo un montante de películas y ficciones en general que ha creado unas ciertas normas no escritas acerca de qué lenguaje se usaba entonces.
En verdad, es igual de improbable que se usara lo de "qué bien se lo monta Aníbal" como que César y Cleopatra tuvieran tal dominio del diálogo casi literario, en el guión de Manckiewicz en la famosa película. Sin embargo, junto a aquel film, el espectador ha recibido muchísimo más material de ficción ambientado en aquellos tiempos romanos. Y han hecho que el oído se haya acostumbrado a qué es más "real".
Dicho oído no sufre tanto con los diálogos de Los Tudor, pese a que, es seguro que tampoco los personajes de esa época hablaran así. Y el género fantástico pero subgénero "fantasía heroica" también tiene su vocabulario particular, determinado por la literatura al respecto. La forma de hablar de los personajes de Game of Thrones o El Señor de los Anillos juegan con esa expectativa del espectador, y les sirven diálogos con gran cantidad de lenguaje literario. Porque nadie nos imaginamos a sus héroes diciendo "Ahora os vais a enterar de lo que vale un peine, cabrones", o expresiones similares.
¿Cómo se resuelve este problema? Pues siempre dependerá del juicio (a priori, o sea, prejuicio) que el guionista tenga de su espectador futuro. Si lo que se busca es un éxito inmediato puede darse que el lenguaje de los diálogos "baje" tanto al lenguaje casual e informal que nos encontremos con el best seller de saldo (también hay best seller de mayor calidad). Un posible caso, lo descubrí en este post de un crítico literario, Alejandro Luque acerca de la novela Venganza en Sevilla, de Matilde Asensi.
"La señora tiene todo el derecho de defender la dignidad de su faena, como los demás de someterla a examen. Para mí la definitiva prueba del algodón fueron sus palabras acerca del lenguaje empleado en la novela, que es el del Siglo de Oro pero adaptado a nuestros tiempos "porque cuando lees cosas del Quijote o del Guzmán de Alfarache, a la quinta página ya estás parando y diciendo ‘¿pero qué he leído? Ya me he vuelto a perder'. Yo cojo ese lenguaje, me impregno de él y lo suavizo. Y aun cuando no aporte nada al lector, tiene como objeto transportarle en el tiempo, dar aroma y color a la narración"."
El extremo opuesto sería la contratación de filólogos e historiadores para reconstruir el habla original de una época concreta. Una operación que resultaría curiosa, pero un tanto absurda. ¿Estará la virtud en el medio? Es posible. No vendría mal que un historiador o filólogo eche un vistazo a nuestro guión, por si se nos han podido colar expresiones actuales y giros del lenguaje que no pertenecen a la época que queramos reflejar .
Mi experiencia con el género histórico ha incluido una serie ambientada nada menos en el Renacimiento español, en un levantamiento de los moriscos. Gracias a que un escritor ya había determinado un poco el tono, lo tuve más fácil. Eliminé el componente teatral que también incluía ese tono (y que es una lacra a eliminar de la ficción audiovisual española), pero me contuve con el lenguaje. Ni muy literario, ni muy purista, pero sí respetando ciertos giros de la época. ¿Es esencial este cuidado? Bueno, para mí, sí. Aunque obviamente a mí lo que de veras me interesó y en lo que más trabajé fueron los personajes. Abén Humeya es un protagonista increíble, aunque, y ahí está la dirección que más trabajo (pero también más ilusión) me dio fue que era un personaje casi "en ausencia". Al final, en la serie, la protagonista es la mujer.
Conclusión: la verosimilitud es un aspecto difícil, pero que, en mi opinión, deberíamos cuidar como guionistas. Desde la ambientación, hasta los diálogos.
Conclusión: la verosimilitud es un aspecto difícil, pero que, en mi opinión, deberíamos cuidar como guionistas. Desde la ambientación, hasta los diálogos.
La verdad, desde mi punto de vista, es que es ficción, es cine y no tiene que ser creíble simplemente tiene que ser asumido.
ResponderEliminarSi vas detalle a detalle las películas y sobretodo las series hacen agua en lo que a realidad se refiere, aparcan en frente de donde necesitan siempre, abren las puertas metiendo las llaves a la primera o arrancan ese mismo coche que antes han aparcado como si al entrar por la puerta la llave ya estuviera puesta. Es por tiempo, obviamente, pero el trasfondo es el mismo, coge lo que necesita de la realidad, llamémoslo lo "Realístico" para que que sea una situación verosímil, creíble y nos sintamos cerca de los personajes y situaciones. Para que el espectador se sienta mentalmente dentro de lo que se está contando sin esfuerzo. En este caso de Tarantino son Gangster con facilidad de palabra pero al final hablan de Madonna, hamburguesas o masajes de piés que son cosas que están al alcance de cualquier conversación en cualquier situación. Quizás por eso para mí donde más "canta" es en Malditos Bastardos porque gente de la segunda guerra mundial hablando así y creando ese tipo de situaciones me parece que es demasiado cotidiano.
En fin que al final se hacen estas cosas para que toda ficción se pueda sostener, para que todo entre en 90, 40 o 20 minutos según el formato y para que podamos sentir que estamos en algo posible.
Eso si la gente en la vida real se sobrepusiera tanto física como anímicamente a las heridas propias y muertes de personas cercanas, los psiquiatras, médicos, psicólogos tendrían que buscar una nueva profesión, por ejemplo guionista.
De los fallos de racord mejor ni hablamos.
En fin, y como resumen que el guión, los diálgos y los personajes deben ser tan creíbles como el decorado y no creo que nadie se haya fijado si en Gladiator las columnas son Doricas, Jonicas o Corintias pero como parecen romanas pues palante.
Un abrazo Fernando.
Jorge, tienes razón.
ResponderEliminarLo que importa es que algo sea posible, no que sea probable. Ahora bien, siempre hay un equilibrio muy delicado. Porque si sumas muchas casualidades, puede que sea posible, pero no que sea tan probable, y que el espectador "se salga".
Y en cuanto a diálogos, más. En Gladiator el espectador medio no se fijará (porque no conocerá) las incoherencias históricas. Pero si un personaje dijera "motherfucker", por ejemplo, pues le "sacaría" de la ficción.
De hecho decía que que era de Trujillo no de Emerita Augusta, y como eso nos hubiera sacado pues en el doblaje lo arreglaron.
ResponderEliminarAunque jamás olvidaré la frase de Misión Imposible 2 cuando están mezclando las fallas con la Semana Santa y se pregunta Anthony Hopkins: Curiosa manera de Venerar a los Santos... y yo que la vi en Sevilla dijo todo el cine: Eso digo yo, por supuesto nos sacó a todos de la pelí, de hollywood, de las palomas de john Woo etc etc... dejo el Link porque no tiene desperdicio:
http://www.youtube.com/watch?v=OOICPnAae2s
PD: Me encanta el comentario que ha dejado alguien al video que pone: ¿Cómo cojones ha acabadoTom Cruise en el pueblo del Resident Evil 4?
El que ha jugado lo entenderá porque también se supone que es en España.
Un abrazo.
Jorge,
ResponderEliminar¡No sabía que en el original decían Trujillo! En fin, el cine americano nunca se ha caracterizado por respetar mucho la Historia. También pasaba con las incongruencias de Amistad, de Spielberg.
Y el comentario del vídeo... Me parto. Con lo fácil que sería cogerse un avión, venir, y comprobar cómo es en verdad cada país...