jueves, enero 30, 2014

SEIS ESCENAS; SEIS SERIES DEL 2013 (V) UTOPIA (CHANNEL FOUR)


Utopia. 01x03 (sin título)

Basta con que uno escriba algo como “la televisión es el territorio de la palabra” para que luego venga la realidad y le desmienta. No, claro, algunas series de televisión ya probaban que la creatividad del director podía encontrar su ocasión. Ahí está el momento de la canción “Waters of Babylon”, de la primera temporada de Mad Men: probablemente una de las cumbres de la ficción televisiva reciente. Sin afán comparativo, este año pasado, Utopia (2013-, Channel Four) era otro de los casos en que se tomaba muy en serio lo de que el tono no sólo lo diera el guión.

Rodado por diversos directores (uno de ellos, argentino; yo ya lo tengo bien anotado; sería una apuesta muy atractiva para muchos proyectos de cine), Utopia es una mini-serie que ahora, tiene opción de renovarse, pero que ya funciona bien como estructura autoconclusiva.

Lo que contaba no era particularmente original. Sobre conspiraciones, y más en estos tiempos, casi tenemos ficciones -¿y realidades?- de sobra. Lo que le daba el toque diferente era justo esa estética. No sólo la imagen, por cierto, sino una banda sonora que se llenaba de pequeños efectos casi burlones, que, en ocasiones,  aparecían en momentos nada divertidos.

Porque Utopia es bastante bestia, digámoslo ya. De hecho, se dio incluso una cierta polémica en torno a cómo está se representaba relacionándola con niños. Bien, lo cierto es que la estética de colores saturados no implicaba que la violencia se reflejara como algo entretenido. Y para muestra, esta escena que elijo. Una sin apenas diálogo, por cierto. Una escena donde se resume bien la esencia de los guiones de la serie: ese contraste extraño entre trama extrema y una pizca absurda y situaciones bien serias, donde los que persiguen el dichoso cómic que da título a la serie no dudan en crueldades.

Este hombre es Arby, el “especialista” que envía esa oscura organización a solventar sus “problemas”. Y en este caso, el plan incluye adjudicarle a uno de los perseguidos, Grant, un niño, toda una masacre en su colegio.




















Como se ve (aunque siempre será mejor que lo comprueben viendo el capítulo), toda la violencia sucede en off. No la vemos de manera directa. Lo cual, en verdad, construye un mayor impacto. 

Pero la escena no sería tan efectiva sin su clímax. Cuando Arby confronta a uno de los niños que ha sobrevivido. Y éste deja caer unas pequeñas pastillas, similares a las que Arby tiene que tomar. 







Es un momento dramático. Pero, a la vez, un sembrado. Una pista. Hemos visto a Arby matando sin problemas en los dos anteriores episodios, sin remordimientos. Ahora, frente al niño, algo cambia. Hasta se sorprende con algo que cree que pudiera ser una lágrima.



Nada de ello impide que Arby acabe apretando el gatillo. Pero esa pista, ese sembrado, ya fomenta la curiosidad. ¿Qué ha cambiado en él? ¿Qué oculta ese sembrado; qué anticipa de su backstory?

Más adelante, en el mismo capítulo, el guión desvelará que Arby está más implicado en esto de los experimentos que ocultan los “malvados” de la función.

Utopia no es perfecta, en absoluto. Los personajes tienen detalles como éste, pero otras veces no desarrollan del todo los apuntes de sus personalidades. Y, como casi siempre en esto de las conspiraciones, cabe la inverosimilitud de su alcance y, sobre todo, la consiguiente capacidad de los héroes de acabar con ella.

Lo más novedoso es cómo las situaciones juegan, y muy bien, con la incomodidad del espectador. Porque esto de que haya niños de por medio siempre nos pone un poco nerviosos. Y porque la corrección política se cuela también en las series, aunque algunas como ésta vayan un tanto a la contra. 

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