miércoles, mayo 05, 2010

FRAGMENTOS INTERESANTES: HORACIO QUIROGA




“Frente al rancho de don Juan Brown, en Misiones, se levanta un árbol de gran diámetro y ramas retorcidas, que presta a aquél frondísimo amparo. Bajo este árbol murió, mientras esperaba el día para irse a su casa, Santiago Rivet, en circunstancias bastante singulares para que merezcan ser contadas.

Misiones, colocada a la vera de un bosque que comienza allí y termina en el Amazonas, guarece a una serie de tipos a quienes podría lógicamente imputarse cualquier cosa, menos el ser aburridos. La vida más desprovista de interés al norte de Posadas, encierra dos o tres pequeñas epopeyas de trabajo o de carácter, si no de sangre. Pues bien, se comprende que no son tímidos gatitos de civilización los tipos que del primer chapuzón o en el reflujo final de sus vidas, han ido a encallar allá.”

Tacuara-Mansión. Horacio Quiroga. 1920. En Cuentos. Edición de Leonor Fleming. Cátedra.

Todo un principio, ¿no? Lo sé, lo sé. Hay mucho mito con que la narrativa literaria necesite empezar "agarrándote por el cuello" (Andrés Ibañez lo probaba con los comienzos de grandes obras; muchos son bastante poco "guionescos"). Pero es un modo de hacer; y ciertamente puede ser efectivo.

Tengo mis "peros" acerca de Horacio Quiroga, aunque algunos de sus relatos de veras te trasladan a un mundo increíble, pero cierto: los parajes del Chaco y la provincia de Misiones.

3 comentarios:

  1. Tampoco me parece que te coja tanto por el cuello, la verdad. De todas maneras acaso un guión no puede empezar fuerte?me estoy acordando de dream que todo comienza bastante fuerte y de mi próximo proyect que creo q tampoco empieza mal de... un abrazo chaval.

    ResponderEliminar
  2. Hombre, un guión puede y, a veces, hasta debe.

    Pero no debería ser una norma. Los principios de las grandes novelas, de los grandes clásicos, no tienen principios espectaculares...

    ResponderEliminar
  3. Y en este relato, si empiezas diciendo que bajo este árbol murió Santiago Rivet, en circunstancias bastante singulares yo creo que es ponerte el caramelo en la boca.

    Un poco como el principio de "Crónica de una muerte anunciada" de Gabriel García Márquez. "El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar..."

    ResponderEliminar

Blogger está graciosillo, así que ten paciencia con lo de los comentarios. En todo caso, gracias.